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Mito y realidad de la relación con el mundo

Es ya conocida la adicción del Gobierno a mostrar y probablemente a creer en una visión algo distorsionada de la realidad. La inflación no existe, la emisión de dinero y la inflación no guardan relación, pagar la deuda con inflación se llama independencia económica y el abuso de las políticas proteccionistas genera empleo. El mal año que atraviesa la Argentina en términos de crecimiento, aumento en la pobreza, caída en el empleo y derrumbe de la inversión es justificado por el Gobierno bajo el lema “Se nos vino el mundo encima”. Y ello lo habría forzado a adoptar las medidas de excepción ya conocidas. De allí se desprendería que el cepo al dólar, las prohibiciones a importar, el financiamiento inflacionario del déficit y otras medidas están en realidad rescatándonos de la crisis y no sumergiéndonos en ella. Algunos economistas, como el Gobierno, tienden a colocar el contexto internacional como el principal responsable de la actual situación. Del otro lado, existen quienes, sin desconocer la influencia de los factores externos, creen que el contexto que atraviesa la Argentina se ve en su mayor parte causado por motivos domésticos, situando la inflación, el déficit fiscal, las trabas al comercio y el pobre respeto a la ley como principales causantes del estancamiento con inflación. ¿Quién tiene razón? Comparar la evolución de la economía argentina con lo que ocurre afuera nos puede dar algunas pistas. Para ver cuánto, dónde y cómo se desenvuelve el crecimiento global de 2012 recurrimos a una muestra de 41 países que explican más del 95% del PBI mundial y analizamos la evolución del PBI de esos países medido en términos reales y el comportamiento de sus respectivas tasas de inflación. Para las cifras de 2012 nos basamos en los pronósticos más recientes de los tres bancos de inversión que se han destacado prediciendo variables económicas en el pasado reciente y luego promediamos los valores proyectados por los tres. Cada país fue relevado simultáneamente por al menos dos de estas fuentes. Los datos utilizados para la Argentina son estimaciones propias. Según estos números, el mundo crecería en 2012 a un ritmo de 3%, algo por debajo del 3,5% registrado en 2011 y por debajo del crecimiento promedio cercano al 4,5% que se observaba en la segunda mitad de los años 90 y entre 2003 y 2006. Ese crecimiento muy lejos está de la contracción de 2009 y refleja el lento ritmo de recuperación de la economía norteamericana y la recesión de la eurozona, donde la economía se contraerá cerca de 0,5%, luego de registrar un crecimiento de 1,5% en 2011. De los 41 países relevados, 32 (78%) crecerán este año y 9 (22%) se contraerán. Ocho de estos se sitúan en Europa y el restante es la Argentina, que según nuestro pronóstico caerá 0,3%. Casualmente, son también 9 (22% de la muestra) los países que crecerán más o decrecerán menos que el año pasado. Es decir que el 78% de los países estará peor que en 2011 ya que crecerán menos o caerán a tasas mayores si ya venían cayendo. Dentro de esos países que estarán mejor, los casos de recuperación más fuerte son dos que sufrieron desastres naturales en 2011: Japón, afectado por el terremoto, y Tailandia, por durísimas inundaciones. Las magnitudes de las aceleraciones y desaceleraciones en el mundo son bastante heterogéneas: sólo 2 países acelerarán su tasa de crecimiento en 3 puntos o más (Tailandia y Japón) y sólo 5 se desacelerarán en más de 3 puntos (Argentina, Ecuador, Hong Kong, Suecia y Turquía). Por regiones, Estados unidos crecerá a una tasa de 2%, versus 1,7% en 2011; América latina crecerá al 3,4%, comparada con 4,3% en 2011; el PBI de la zona euro caerá 0,5%, luego de haber crecido 1,5% en 2011, y los países emergentes de Asia, liderados por China e India, crecerán a una tasa de 6,5% (7,2% en 2011). Esto nos indicaría que en los países desarrollados el crecimiento en 2012 va a ser muy similar al de 2011 (1,25% vs. 1,33%), debido a que la aceleración del crecimiento del producto en EE.UU. (+0,3%) y Japón (+3,6%) compensará la desaceleración en la zona euro (-2%). Dos tercios de los 18 países desarrollados relevados crecerán este año y un tercio estará en recesión. Los países emergentes crecerán a una tasa de 5,1% en 2012, aproximadamente 1,2 puntos porcentuales menos de lo que lo hicieron el año pasado. Excluyendo a China, que representa aproximadamente el 30% del producto del bloque, el crecimiento será de 3,9%, frente al 4,7% observado en 2011. En los extremos del bloque se encuentran Tailandia, que crecerá a una tasa más de 5 puntos superior a la observada en 2011, y la Argentina y Turquía, cuyo crecimiento se desacelerará en más de 5 puntos respecto de 2011. Ordenando, uno podría generar cuatro grupos de países. Un primer grupo estaría conformado por los países que aceleran su crecimiento a la vez que registran más inflación: en ese grupo sólo está Japón. Un segundo grupo sería aquel en el que los países crecen más o caen menos que en 2011, pero con menos inflación: allí sólo hay 8 países (se destacan EE.UU. y Venezuela). En el tercer grupo estarían las 15 economías que crecen menos o caen más en 2012 respecto de 2011, pero cuya inflación es menor que el año anterior, como China, España y Brasil, entre otros. Y el último grupo sumaría a los 17 países de peor desempeño: los que crecen menos o caen más y cuya tasa de inflación se acelera. La Argentina lidera este grupo en términos de variación en su tasa de crecimiento, que se reduciría del 7% en 2011 a -0,3% en 2012, mostrando una variación negativa de 7,3%. Sólo Turquía mostrará una desaceleración cercana a la de la Argentina, al crecer 3% en 2012 versus 8,5% en 2011. Dos diferencias: Turquía aún crecerá en 2012 y su nivel de interrelación económica con Europa (el mundo que se vino abajo) supera con creces al de la Argentina. El hecho de que el mundo crezca 3% este año aun en medio de la crisis europea reconoce un factor fundamental: el notorio aumento en el peso de los países emergentes en el PBI mundial, que pasó del 36% en 1992 al 50% en 2012. Y justamente los emergentes han desarrollado en su mayoría instituciones económicas de calidad, que junto con sus bajos niveles de deuda y su joven demografía les permiten crecer a un ritmo superior al de las naciones desarrolladas. La Argentina comparte con ese grupo su demografía y los bajos niveles de deuda. Compartir el resto de las políticas de la mayoría de nuestros vecinos u otros países de desarrollo similar, como la vigencia de bancos centrales que reconocen y combaten la inflación, políticas fiscales sostenibles en el tiempo y reglas de juego claras y estables nos habría permitido atravesar la recesión europea sin caernos encima de nosotros mismos. Otra vez será.

Por Nicolás Dujovne  | Para LA NACION