Desde el INTA, el ingeniero Marcelino dijo que la demanda para bioetanol podría ayudar a mantener el área de siembra. Aconsejó no bajar el paquete tecnológico para que el cultivo exprese su potencial
Las lluvias bendijeron a los suelos de la región con registros que auguran una buena campaña, pero esas condiciones no se reflejan en el ritmo de inicio de la siembra de maíz.
El ingeniero agrónomo José Marce-lino, jefe del INTA Río Cuarto, manifestó que el fin del invierno ha sido atípico en cuanto a la recuperación de los niveles de humedad en el suelo, con muy buenas lluvias a partir de agosto y con una gran homogeneidad en la región. “Nos encontramos con algunos puntos críticos, como que la siembra de trigo no alcanzó las expectativas que se tenían, pero lo que se sembró está evolucionando muy bien por el momento, aunque lo que será rendimiento se define con los días cálidos de noviembre. Lo concreto es que el cultivo se está desarrollando con muy buena humedad en el suelo, lo mismo que el garbanzo, un cultivo que se está comenzando a sembrar en la zona”, afirmó.
Advirtió, sin embargo, que no se está viendo una actividad de siembra acorde con la bonanza de las condiciones agrometeorológicas. “Es como si el productor estuviera dubitativo sobre si sembrar maíz, que es el cultivo que está en época de siembra, si va a esperar para hacer maíz tardío o bien para una soja de primera. Situación que como agrónomos no estimulamos demasiado porque lo interesante sería mantener la relación maíz / soja que tuvimos el año pasado. Sería de desear que no se vuelva a desbalancear esa relación a favor de la soja, situación que promueve la falta de liquidez”, afirmó, para aclarar que la falta de soja en el bolsillo del productor lo induce a hacer soja, que es un cultivo mucho más barato y en algunos casos el productor tiene la semilla.
Pero aclaró que este es un tema en el que hay que tener mucho cuidado, porque la semilla de soja obtenida en esta última campaña es de muy mala calidad. “En esta oportunidad, el productor debe ser más cuidadoso que nunca con la calidad de la semilla, porque los granos cosechados este año vienen con una alta carga de patógenos, con muy bajo poder germinativo y menos vigor todavía. Eso va a hacer que los planteos de siembra sean complicados”, alertó.
Para Marcelino, también los barbechos fueron deficientes por la falta de agua que hubo en su momento y la falta de definiciones en los arrendamientos. Eso hizo que las malezas avanzaran, que no se hicieran los barbechos y se perdieran algunos milímetros de agua.
Más lluvias
Se refirió también a los pronósticos que señalan la probabilidad de que se sigan produciendo lluvias en los próximos meses, con la ocurrencia de dos o más frentes cada semana, existiendo también la posibilidad de que ocurran tormentas de granizo, por lo que los productores deberán estar muy atentos a la alternativa de asegurar sus sembradíos y de efectuar resiembras.
Expresó el profesional sus expectativas de que la superficie de maíz no sufra una caída importante e hizo alusión a la ventaja comparativa que significa la cercanía con plantas productoras de bioetanol. “Esto no deja de ser un aliciente para los productores, porque se hicieron inversiones millonarias en dólares y se ha generado una oportunidad de colocar los granos con fletes cortos y esto tiene incidencia en los costos de comercialización”, precisó.
Marcelino planteó la inquietud de que ante la falta de dinero para la siembra luego de la terrible sequía de este año, los productores pudieran realizar una siembra con escasa inversión en híbridos y baja fertilización. Advirtió también acerca de la acidificación paulatina de los suelos de la región, circunstancia que afecta a la fertilización fosforada que pierde eficiencia por el pH bajo. “En esto hay que ser muy claro y decirle al productor que no busque ahorrar en fertilizante, porque cualquier maíz, por barato que sea, supera los 120 qq/ha en su zona de origen y acá están dando 50 qq/ha. En gran parte, esto se debe a la falta de fertilización”, afirmó, para agregar que también hay que ir pensando en el encalado de los suelos, técnica que a corto plazo debería ser incorporado definitivamente como una práctica habitual, contemplando también su incidencia en los costos. Y recordó que para hacer el encalado hay que hacer un análisis previo de capacidad de intercambio catiónico, para ver cuántos kilos hay que aplicar por hectárea para levantar el pH. “Son costos considerables porque hay que aplicar mucha cantidad, de 800 a 1.000 kilos por hectárea. Por eso a lo mejor hay que hacer una planificación para ir corrigiendo el pH de a poco, para que el productor no tenga que desembolsar todo el dinero de golpe. Así se podrá aprovechar en su totalidad el fósforo disponible. Si no, estamos trayendo fósforo de minas de Marruecos y lo depositamos en el suelo acá, que si no se usa se está haciendo nuevamente minería. Simplemente estamos trasladando el fósforo del suelo de Marruecos al suelo de Argentina”.
Y también hay que ajustar un poco la incorporación de azufre, con superfosfatos simples, como parte de un paquete mínimo para arrancar con un maíz que tenga posibilidad de expresar su potencial de rinde. “Después, quien quiera invertir algo más puede pensar en ajustar micro elementos con boro, molibdeno o magnesio. Por supuesto que esto requiere un poco más de ajuste, pero estamos hablando de una gramínea como el maíz, que para la zona es muy importante”.
En cuanto a plagas, el ingeniero Marcelino consideró que las últimas lluvias ayudan a atenuar arañuela, que es uno de los principales insectos que atacan a los cultivos en situación de sequía, y si bien contribuyen a aumentar las poblaciones de otras plagas, como orugas (Diatraea), éstas son de más fácil control con lo que tenemos a mano. “Con buena humedad, la plaga no es un problema tan severo. La respuesta de la planta siempre es mayor en estas condiciones. Por otro lado ya prácticamente no hay más maíces comunes. Son todos MG o Bt con sus distintas versiones”.
Claro que habrá que estar bien preparado para controlar las enfermedades de hoja, tanto en soja cuanto en maíz. “Por suerte hay un paquete tecnológico muy fuerte en ese sentido”.
La hora del sorgo
Explicó también el ingeniero José Marcelino que la disminución de Diatraea sustentada en la difusión de los nuevos híbridos de maíz ha movilizado un poco más la siembra de sorgo, que hoy cuenta con variedades interesantes, algunas con algo de resistencia a pulgón también.
LA VUELTA DEL FINANCIAMIENTO
Aunque la siembra no se ha generalizado aún en la región, a pesar de las lluvias de las últimas semanas, el ingeniero agrónomo Natalio Tereszczuk, técnico del sector privado, estimó que la disminución del área no será mayor al 10% y destacó que la sequía del verano pasado hizo que volviera la necesidad de financiamiento para la campaña 2012/3.
Tereszczuk destacó que la siembra se está largando con los perfiles cargados de humedad, “a diferencia del año pasado, cuando se largó con lo justo”. Algunos de sus clientes largaron este lunes y otros a mediados de la semana pasada. “Puede ser que la siembra no se generalice todavía porque el productor se quedó con algo de temor luego de lo que pasó en la campaña pasada, con la sequía que vino después. Pero creemos que maíz se va a sembrar, aunque viene algo demorado. Con respecto al año pasado, estamos en un 10% a 15% por debajo de la campaña 2011/12. Teniendo en cuenta que todavía falta el maíz tardío, este año estaremos a lo sumo un 10% abajo”.
En alusión al maíz tardío, Tereszczuk recordó que el año pasado el 70% del maíz se sembró en la segunda fecha de siembra. “Ahora estimamos que al haber llovido tanto, el 50% del maíz se sembrará ahora, en septiembre a octubre, y el resto en diciembre”, enfatizó, para considerar que con las lluvias ocurridas se puede llegar bien hasta noviembre. No así a diciembre, que es un mes crítico para la floración y ahí sí, es imperioso que llueva.
Con respecto a la soja, el profesional de AgroUcacha consideró que aún es temprano para hacer especulaciones, aun-que coincidió con Marcelino en que hay que cuidar muy bien la calidad. “La soja que se cosechó último no tiene las condiciones de calidad para semilla, por lo que el productor deberá analizar muy bien la compra de semilla certificada. Sembrar semilla certificada es muy bueno porque se renuevan semillas y se asegura un buen nivel germinativo. Semilla que se pone, da planta con seguridad.
Destacó Tereszczuk que el productor quedó económicamente muy mal después de la sequía de este verano y por lo tanto tuvo que recurrir a financiamiento para poder mantener, al menos, el área de siembra. Por eso la siembra de maíz se está largando con herramientas de financiación, como las tarjetas agropecuarias o con financiación propia de los grandes comerciantes y acopiadores de maíz. “Hubo muy pocas operaciones de contado”, concluyó.
Espera tecnológica
Consultado sobre la nueva soja Intacta de Monsanto, la primera que llegaría a la Argentina el año próximo de la nueva generación RR2, consideró que tendría un rápido impacto en la producción regional. “No sé si será igual que en el norte del país, donde hay más problemas con las enfermedades, pero tenemos clientes que ya nos están preguntando, a pesar de que creería que faltan dos años, más o menos para que llegue aquí”.
A su juicio, la tecnología sería adoptada rápidamente y los productores estarían dispuestos a reconocer la propiedad intelectual. “Si el productor ve que la tecnología vale la pena, la va a comprar”, concluyó.