Flexibilizarían las trabas para el giro de utilidades al exterior; buscan mecanismos para reducir la brecha entre el dólar oficial y el blue De capa caída tras el cacerolazo, la polémica participación de la presidenta, Cristina Kirchner, en las universidades norteamericanas de Georgetown y Harvard , y el conflicto con Gendarmería, en el Gobierno estarían empezando a replantearse algunas medidas para así mejorar el clima de negocios y preparar el escenario para las elecciones de 2013. “Hay mucha preocupación. Sabemos que hay que hacer algo para mejorar la confianza y revertir algunas de las decisiones que se tomaron hasta ahora”, admitió a LA NACION una fuente oficial, que pidió no ser identificada. “En los próximos 60 días, vamos a tener que sentarnos a rever algunas medidas que no implicarían grandes cambios, pero sí podrían tener un impacto muy positivo en la gente y en el mercado”, deslizó. En tal sentido, se estaría evaluando liberar el giro de utilidades por parte de las empresas. Si bien hoy no existe una norma escrita que lo prohíba -salvo el caso de los bancos, que tienen que aumentar su capital siempre que quieran distribuir ganancias-, hay un control tácito que impide a muchas empresas hacerlo. Por lo pronto, todas aquellas que deben enviar sus ganancias al exterior no pueden acceder al mercado de cambios oficial. Y sólo unas pocas se animan -con escritos de abogados de por medio- a usar el dólar de contado con liquidación, que es el que surge de comprar con pesos bonos en el mercado local y luego venderlos en el exterior, haciéndose de divisas afuera. Ayer, la operación arrojaba un dólar cercano a los $ 6,30, contra los $ 4,73 del mercado oficial. “La realidad es que no se está hablando de un monto tan relevante. Pero sí sería una señal positiva, de hecho, es mucho mayor la cantidad de dólares que se van por las trabas cambiarias que por utilidades”, explicó la fuente. En 2011, según el balance cambiario del Banco Central (BCRA), se fueron del país US$ 4300 millones por el pago de utilidades y otras rentas. Mientras que, a raíz del cepo cambiario, en los últimos 12 meses los depósitos en dólares del sistema financiero se desplomaron en un 43,3 por ciento o US$ 6800 millones. Más allá de lo antipático que pueda resultar para las empresas la imposibilidad de girar utilidades, en el Gobierno admiten que esto se volvió además una traba fundamental para que YPF pueda hacerse de financiamiento en el exterior. “No va a haber socio dispuesto a invertir en Vaca Muerta [el yacimiento de gas no convencional] si no sabe que después va a poder llevarse las utilidades de sus inversiones”, opinó un banquero. “Y los fondos que hay en el mercado local no son suficientes para lo que necesita la empresa”, explicó. YPF, según el plan que presentó Miguel Galuccio, necesita recaudar por lo menos 7000 millones de dólares frescos anualmente, en los próximos cinco años. “Hay muchas medidas que se tomaron que nos perjudicaron con nuestro propio electorado, como fueron las trabas para las compras de dólares de viajeros”, admitió una fuente del Gobierno. “Y no hacían una diferencia en el balance cambiario”, confió. Diferencias internas Otra idea que gana fuerza en el Gobierno es la de intentar achicar la brecha que existe entre el dólar oficial y el paralelo o blue , mediante diversos mecanismos. En la última semana, de hecho, trascendió la versión en la City porteña de que la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) estaría colaborando a través de casas de cambio, operando para hacer bajar el precio del billete en el paralelo. El bluese comercializaba ayer a $ 6,15/6,16 cuando hace apenas algunos días no bajaba de los 6,30 pesos. Los cambios que se debaten, no obstante, tendrían cierta resistencia en algunas líneas del Gobierno. Lo cierto es que no existe entre los funcionarios del kirchnerismo una visión homogénea sobre el rumbo que debería tomar la economía. Desde el Banco Central (BCRA) o la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) estarían incluso de acuerdo con cerrar aún más el cepo cambiario. Sin embargo, los hechos de las últimas semanas habrían obligado a un replanteo de la estrategia, al menos, según admitieron las fuentes, para mejorar el ánimo en la calle hasta las elecciones legislativas del año próximo. Por Florencia Donovan | LA NACION
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