Julio y Raúl Boehler, en el rubro de producción agrícola, y Aldo Rudi por su trayectoria como forestador, fueron distinguidos en el concurso de La Nación y el Banco Galicia. Dos propuestas sustentables
En una emotiva ceremonia realizada en la ciudad de Buenos Aires, se llevó a cabo la 10ª edición del Premio a la Excelencia Agropecuaria instituido por diario La Nación y Banco Galicia, que en esta oportunidad distinguió a la producción agrícola sustentable que llevan adelante los hermanos Julio y Raúl Boehler en campos del sudoeste de Córdoba y parte de San Luis, y a la trayectoria de un productor que ha consagrado su vida a promover la producción forestal: el ingeniero Aldo Ennio Rudi.
El jurado estuvo integrado por Gustavo Oliverio, de la Fundación Producir Conservando, Fernando Vilella, de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, Gastón Bourdieu, de Banco Galicia, y Félix Sammartino, de La Nación. El criador de Angus Horacio Gutiérrez, ex presidente de la Sociedad Rural Argentina, fue distinguido también por su trayectoria, en tanto que en otras de las 16 categorías resultaron premiados el Instituto de Reproducción Animal de Córdoba, Metalfor, SanCor y Rizobacter. El Oro a la excelencia fue para Desdeelsur, empresa dedicada a la producción de legumbres y maní en Salta, en tanto que el Platino fue para el semillero Don Mario, ganador del Oro en una edición anterior.
Ya de regreso en Río Cuarto y quitándole unos minutos a su trajinar diario en época de siembra, el ingeniero agrónomo Raúl Boehler consideró que el jurado valoró la consolidación del sistema agrícola sustentable que vienen implementando con su hermano Julio. “Llevamos muchos años trabajando en siembra directa y a través de un sistema de ensayos propios hemos ido desarrollando una tecnología que originariamente no estaba armada para esa zona y de esa manera hemos contribuido a expandir la frontera agrícola en la zona semi árida”.
El sistema de rotaciones que implementan es digno de imitar por los productores de la zona, ya que los porcentajes de siembra de soja y de maíz es de prácticamente el 50% de cada uno. “Esto se debe, fundamentalmente, a que la tierra de la zona en que trabajamos es más lábil que la de Río Cuarto, por ejemplo, y si queremos sustentabilidad no se puede aumentar demasiado la participación de la soja”, señaló.
Explicó entonces que a la gente del Banco Galicia y de algunos semilleros que visitaron los campos que cultivan les sorprendió ver campos que parecían más de la zona de Río Cuarto que del área semi árida, con una marcada diferencia con los campos naturales, ganaderos, separados apenas por una alambrada.
Otra de las características de la metodología de trabajo de los hermanos Boehler es el arrendamiento de campos –también siembran en superficie propia- que se hace por períodos que van de los 3 a los 5 años, mucho más largos que los alquileres normales de los pooles de siembra. “Esto nos permite planificar una producción sustentable, con fertilización y rotaciones, porque si no, no le sirve a nadie, ni al dueño del campo ni a nosotros”, manifestó Boehler, quien agregó que esto ha ido generando una especie de “círculo virtuoso” porque los dueños de los campos van viendo las mejoras de un año a otro, sus vecinos van viendo esta superación y así aparecen más tierras para arrendar. “Lo que nos está pasando es que los campos que arrendamos, no se nos van. Hay campos que venimos trabajando desde hace más de 15 años y la gente está muy conforme con las mejoras que están teniendo”, precisó.
Pasión forestal
Por su parte, el ingeniero Aldo Rudi explicó que la distinción fue una sorpresa para él, dada la trayectoria de los demás participantes del premio. Y expresó su satisfacción por haberlo recibido junto a un cabañero y dirigente ruralista de la talla de Horacio Otero. “Fue una ceremonia muy linda, vimos proyectos maravillosos. Yo la gocé al máximo porque me demuestra que se cumple mi diagnóstico de país: hay que desarrollarlo, porque aún somos como un bebé de pecho, pero tenemos todo para hacer en un país fantástico”, dijo este profesional que ha dedicado su vida a forestar y a promover la actividad no sólo en la región –donde tiene mucho para mostrar en su establecimiento de Río de los Sauces- sino por toda la Argentina.
La entrevista con este medio se concretó este lunes, mientras Rudi estaba realmente “en su salsa”, haciendo extensión con una charla para la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Sur de Córdoba (AIASC) junto a jóvenes del Ateneo de la Rural de Río Cuarto. Y allí se despachó con una frase que probablemente marque el futuro de la forestación en el país: “Yo tengo claro que la gran revolución forestal llegará finalmente de la mano de los productores agrícolas; de los que hoy producen granos con un nivel tecnológico que nos coloca entre los más avanzados del mundo y con una capacidad empresarial excelente. Cuando esta gente destine el espacio que todo campo tiene para la actividad forestal, se generará un crecimiento tan explosivo como el de la soja. No se olvide que nosotros con Agrovet fuimos pioneros en la incorporación de la soja en la Argentina y en pocos años se produjo esta revolución agrícola que nos posicionó a nivel mundial”.
Destacó Rudi que al negocio forestal “no lo emparda nada. Producir 100 mil pies de madera por hectárea no es algo difícil de lograr en la zona en que nosotros estamos. Y en la primera transformación del árbol a tablas de madera, ese volumen significa una facturación de 50 mil o más dólares por hectárea que, dividida por 25 años, genera una rentabilidad que no la da ni la soja en su mejor momento”.
En cuanto a su actividad actual, este pionero de la actividad forestal desde su establecimiento “La Cancha” –donde tiene un Arboretum con gran cantidad de especies adaptadas a nuestras serranías-, dijo estar una innovación con respecto a su producción anterior: “He cambiado mucho mi forma de producir y me estoy dedicando a especies de alto valor, como el álamo bárbado, que ya es una planta grande que producimos en Mendoza y cuando lo traemos para acá ya es una planta grande, con raíz lograda, que cuando uno la planta al principio de la primavera, en pleno verano ya tiene un bosque con plantas de más de 2 metros”. Y con esa misma idea están haciendo robles, nogales negros, fresnos, acacias. “En vez de renegar con una plantita de 50 cm que nunca despega del suelo, ahora llegamos al campo con plantas de 3 a 4 años en vivero, ya logradas, que no falla ninguna y que forman el fuste forestal, que es lo que vale y que es mucho más valioso que los pinos que todavía seguimos plantando en los lugares donde no se puede hacer otra cosa”. Como bien dijo Rudi: otra innovación forestal suya, y van…
Jorge Vicario