La campaña 2012-2013 de soja no alcanzará para “emparchar” la anterior, consideró ayer el vicepresidente primero de la Bolsa de Cereales porteña Néstor Niell, para quien será “muy difícil” llegar a los 55 millones de toneladas de ese grano. La campaña 2011-2012 cerró con una cosecha de unas 45 millones de toneladas de soja. “La actual campaña parecería con un pronóstico mejor que la 11-12, pero no es la cosecha gloriosa que todos esperaban para emparchar y sanar las heridas y cicatrices de ese ciclo. En maíz es sin duda un área menor que la anterior, pero con siembras que van avanzando con cierto atraso, 15 por ciento para el maíz y la soja”, señaló Niell. Niell también indicó que “en el maíz la experiencia ha hecho que sembrar tardíamente no tenga demasiada implicancia en materia de rindes, pero en soja sabemos que día que pasa son 100 ó 200 kilos menos de rindes”. “Con lo cual este atraso del 15% en soja hace pensar que conseguir los 55 millones de toneladas que se está estimando va a ser una tarea titánica”, advirtió. Confirmó que los problemas se “sintieron más fuerte en la soja y el maíz. En el caso de la soja cuesta mucho, y esto implicó una cosecha de cuarenta y pico de millones de toneladas contra los cincuenta y pico que se podía esperar”. “Hubo que reducir las exportaciones y una molienda que tuvo que bajarse a la luz de la poca existencia. Desde el punto de vista productivo, el 2012 no fue un año feliz. Tuvimos un año con una sequía importante que mejoró a comienzos del 2012, pero terminó muy mal en 2011”, dijo. Niell analizó que “esto fue de alguna manera compensado con un comportamiento de valores mundiales muy atractivos e interesantes, que una parte de los productos lo tomaron y otros lo hicieron tardíamente”. “La soja lo tomó desde su comienzo. Ahí hay mucha competencia entre exportación e industria. Es más, a veces hubo comportamiento de una demanda que a pesar de caídas externas acá no caía en función de una fuerte demanda y de las restricciones de productores que no vendían porque se habían quedado sin soja o porque no tenían mejores alternativas que quedarse con la soja en sus instalaciones”, evaluó.
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