Javier Rotondo, vicepresidente de la Rural de Río Cuarto, afirmó que así se podrían ganar más kilos por novillo. Ahora se trabaja con baja rentabilidad y apenas para el consumo interno. “Falta transparencia”, aseguró
Mientras el precio de las carnes en las góndolas va en constante incremento, los invernadores siguen soportando altos costos que reducen al mínimo la rentabilidad que perciben y afrontan un mercado donde los precios permanecen invariables desde hace ya más de un año.
Sobre la realidad actual de la ganadería en Argentina y las perspectivas a futuro, se refirió el médico veterinario Javier Rotondo, docente de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UNRC y vicepresidente de la Sociedad Rural de Río Cuarto, quien además es el responsable de los concursos ganaderos de la Exposición Rural.
Según su análisis, para que el productor pueda producir novillos gordos y poder recuperar la inversión y obtener ganancias, es necesario transparentar el mercado y liberar las exportaciones.
Rotondo sostuvo que la realidad del sector no es buena ya que hay un estancamiento en los precios. Sumado a ello las trabas existentes sobre la exportación hacen que los márgenes de ganancias para aquellos que se encargan de criar y formar los animales es muy acotada. Y respecto del futuro del sector consideró que “tampoco la situación es demasiado halagüeña”.
“Desde hace tres meses se ha planchado el precio en cuanto a lo que es el (novillo) gordo que básicamente hoy es para consumo ya que prácticamente de exportación queda muy poco. Y en relación a la invernada, el gordo está en torno a los 9,50 a 10 pesos y el ternero alrededor de los 12 pesos. Eso viene siendo una constante, como que el mercado se ha estabilizado”, dijo.
Estos valores -según Rotondo- juegan en contra de lo que son costos fijos y la hiperinflación: “La rentabilidad del invernador es muy baja, teniendo en cuenta que los ciclos son en base a maíz y éste tiene costo alto (alrededor de los 940 pesos). Con una invernada planchada y un precio en gordo planchado el número se achica un poco. Por eso la gran incertidumbre de ver qué va a pasar a futuro”.
Rotondo sostuvo que la realidad de la ganadería no escapa a la de todas las demás producciones relacionadas al campo, puesto que se está licuando mucho la rentabilidad debido a la inflación existente que provoca un aumento constante de costos, mientras que el valor que perciben por novillo terminado está estabilizado. “Sabemos que el negocio ganadero es de márgenes de ganancias muy pequeñas, entonces hay que ser un poco malabarista como para poder hacer rendir. Y sobre todo en esta zona donde asignarle superficie con aptitud agrícola a la ganadería todavía sigue siendo un costo-oportunidad muy caro”, señaló el profesional riocuartense.
Liquidación de vientres
Trazando un panorama de los últimos años, indicó que desde 2010 a esta parte el mercado ganadero de retención de vientres se ha frenado. “Se ve de nuevo la liquidación de vientres”, afirmó. Y aunque las expectativas hablan que en el país -durante el nuevo ciclo- habrá de entre 13 a 14 millones de terneros, se sigue estando entre 1,5 a 2 millones por debajo de lo que fue el récord histórico en 2007.
El vicepresidente de la entidad ruralista riocuartense estimó que para marzo puede haber algún movimiento en el mercado, pero aún así el panorama que se plantea es poco alentador. “Si logramos volcar ese potencial de terneros al mercado quizás hasta los precios se resientan un poquito hacia abajo debido a que el productor dejó de retener ese envión de terneros que hizo que el precio subiera un poquito. Esto porque el productor guardaba su mayor porcentaje de reposición para madres, pero vemos que eso no está ocurriendo. Por eso creo que, según lo plantean los analistas, el panorama es poco favorable y hasta está planchado a futuro”, sostuvo.
Impacto negativo en la cadena de producción y en la comercialización
Mientras la ganadería sigue buscando una apertura, su situación actual impacta y mucho en otros eslabones de la cadena productiva, como son los frigoríficos e industrias que hoy afrontan una capacidad ociosa importante, y se encuentran pagando garantías horarias. Además que algunas de estas empresas se han desprendido de trabajadores. “La cadena está bastante enrarecida y el bolsillo del argentino está afectado por la inflación por lo que el consumo está deprimido. En este contexto todavía el mercado está planchado”, indicó Javier Rotondo.
Y añadió: “Tenemos serios problemas en frigoríficos. Los industriales están muy preocupados ya que están con capacidad ociosa enorme que alcanza hasta el 50% en las plantas más grandes. Sumado a que no hay perspectivas de que haya retención de vientres o que el ciclo se mejore, sino que esta planchado el número de cabezas, el panorama no es el mejor”.
Consideró que para que toda esta situación se revierta es necesario que el gobierno abra el mercado exportador de manera tal de generar un incentivo tanto para productores como cuanto para los demás sectores directamente relacionados al circuito ganadero.
Para ello consideró que se debe cambiar el actual esquema, que contemple un precio diferencial para que el productor pueda generar un animal pesado que sea igual para consumo interno y aporte carne para la exportación.
Respecto de este último punto, Ro-tondo fue contundente al manifestar: “Estamos manteniendo un sistema que es absolutamente obsoleto, porque se están consumiendo animales de 290 a 300 kilos que son animales muy caros, que tienen un potencial genético para producir mucho más kilos”.
Para que esto resulte rentable, el profesional sostuvo que el gobierno debe dar un estímulo al productor de manera tal que “al mismo número de cabezas que hoy existen se le sumen kilos: así se tendrían los cortes de alto valor para poder exportar, que significan divisas genuinas para el país, y volcar asado y la carne del consumo interno de ese mismo animal que indudablemente que no es lo mismo que el animal livianito, pero puede nutrir convenientemente, y a mejor precio que los actuales”.
Actualmente, Argentina exporta muy poco: ”No hemos cumplido contratos. Estamos por debajo del Uruguay. Con este panorama va a seguir una ganadería de precios de consumo interno planchada, desinflada y nada más”.
Reservas
En otro orden, Rotondo también se refirió al estado de las pasturas y la posibilidad de hacer forrajes para invierno. “Las lluvias óptimas de primavera han favorecido esta capacidad de almacenaje”, dijo y agregó en este aspecto que “se puede pensar en comenzar un nuevo ciclo con reservas excelentes”.
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