Valores muy firmes en plena cosecha. Los comercializadores tienen prácticamente comprado todo el saldo. Desfasaje entre oferta y demanda.
Apareció una oportunidad para vender maíz a un precio cercano al de paridad con las cotizaciones internacionales: los exportadores ofrecen 190-200 dólares por tonelada por mercadería disponible y los consumos superan los 1000 pesos por tonelada como consecuencia de la escasez.
“Los exportadores tienen comprado todo el saldo exportable de la campaña 2012/2013 -del orden de los 16 millones de toneladas- y no pueden completar los vapores por dificultades en la entrega por parte de los vendedores”, señaló ayer el consultor Diego de la Puente. “En la campaña anterior hubo mucha siembra de maíz tardío y de segunda, que no termina de secarse con el otoño de temperaturas benignas”, agregó.
“Muchos exportadores no pueden seguir esperando las entregas demoradas y cancelan los contratos con los vendedores. Inmediatamente, salen a comprar a los productores que ya cosecharon cultivos de siembra más temprana”, añadió. Este cambio de mercadería puede hacerse porque no tiene grandes costos: “Muchos contratos de maíz se habían pactado a US$ 200 por tonelada, un valor similar al que hoy se cotiza el cereal”, explicó el analista.
Se da, así, una situación no esperada: valores muy firmes en plena cosecha, algo infrecuente en esta época del año. De la Puente propone aprovechar esta situación coyuntural del mercado, al menos con una parte de la producción aún no comercializada, porque la tirantez puede disminuir si aumenta la oferta en próximas semanas.
Los consumos también debieron ajustar hacia arriba sus ofertas en pesos para competir con la demanda de la exportación, que generalmente ofrece menor plazo de pago.
¿Y la soja?
El otro cultivo que concita la atención en esta época es la soja, cuya comercialización puede transitar por distintos caminos en diferentes planteos empresarios.
Como concepto general, hasta ahora lo que se ve con más frecuencia es que, en un contexto macroeconómico y político interno incierto, hay productores que cosechan la soja, pagan las cuentas y conservan un remanente como defensa contra la inflación.
Esa actitud tiene sus riesgos, según reconoció un analista de granos, por la gran oferta que podría ingresar en el mercado internacional a principios de primavera procedente de EE.UU., si el clima finalmente se normaliza.
“En los próximos meses actuarán dos fuerzas contrapuestas en el mercado de soja: la potencial baja de las cotizaciones internacionales por la cosecha estadounidense y la reticencia a desprenderse de la mercadería por parte de algunos operadores locales que avizoran una modificación del tipo de cambio tras las elecciones. Si ésta no se da, se puede perder mucho dinero por no vender a los precios actuales”, advirtió el corredor.
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