Los productores señalaron que el ritmo de venta es el habitual y que entre abril y mayo se entrega alrededor del 40% de la cosecha nueva. Y que el resto se comercializa entre agosto y octubre
Luego de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner apuntara contra una supuesta maniobra de los productores agropecuarios por la cual estarían reteniendo la soja en lugar de venderla, las entidades del campo cuestionaron los dichos de la mandataria y aseguraron que en realidad el comportamiento está lejos de ser especulativo, que las ventas se están realizando al ritmo de siempre y que el asesoramiento que tiene el gobierno en la materia es deficiente.
En ese sentido, el presidente de la Sociedad Rural de Río Cuarto, Eduardo Bagnis, destacó que «el Gobierno siempre se busca culpar a otro por los errores cometidos al mantener un sistema de intervenciones en los mercados y de despilfarro de los fondos públicos que hace que hoy estén desesperados por hacerse de unos dólares».
Advirtió el dirigente que los productores ya han vendido prácticamente el 60% de la soja nueva para afrontar sus compromisos económicos más urgentes y lo que les queda en sus manos les servirá como moneda de cambio para la próxima siembra.
«El productor no puede vender todo porque con la inflación que hay hoy, mañana la plata no vale más nada. Y si pierde su capital, el problema se agravará para la próxima campaña, como hoy está pasando en el cultivo de trigo donde ni las promesas de devolución parcial de las retenciones hacen que se siembre más. Lo poco que crecerá el área sembrada es porque aumentó el precio internacional», remarcó Bagnis.
Por su parte, el ex presidente de Cartez, Néstor Roulet, destacó que «el Gobierno siempre hace manifestaciones en contra del campo y detrás de eso creo que hay un interés de poner a la población en contra del sector. En realidad es una lástima, porque el campo es el que trae el 40% de las divisas del exterior», remarcó.
En relación a la frase de la presidenta «sabemos lo que están haciendo», Roulet aseguró que en realidad «no sabe lo que estamos haciendo los productores. Trabajamos competitivamente en Argentina con un dólar atrasado porque cobramos a un cambio de 3,40, y ahí está el primer problema. No saben lo que es producir en el campo», advirtió.
Stock
«Yo no conozco ningún negocio que no tenga stock de mercadería y, en nuestro caso, lo único que podemos stockear para afrontar nuevas inversiones, es el fruto de nuestra producción. Pero no lo hacemos porque nos guste, sino que es la manera de seguir invirtiendo y trabajando», indicó el presidente de la Rural local.
Consideró Bagnis que el Gobierno «está nervioso» porque necesita recaudar dólares, y le achacó «mala praxis», porque «a pesar del contexto internacional que hemos tenido en los últimos años, el Gobierno ha sido un fuerte consumidor de stocks de dineros públicos y privados».
Roulet, por su parte, destacó que la Presidenta «está muy mal asesorada. El productor actúa como lo hace siempre, no es que esté especulando. Se tiene una forma de comercialización que viene de los últimos 3 o 4 años. Hay tres picos de venta: el primero es abril-mayo, donde se desprende para pagar insumos de la campaña pasada, luego de comprar a cosecha. Ahí se entrega cerca del 40% de la cosecha, tal como siempre. Y después, el 60% restante, espera para encarar la nueva campaña, en agosto, para pagar alquileres y gasoil. Y termina de vender en septiembre y octubre. Y se deja siempre un 10% para poder en enero y febrero pagar los gastos», explicó el dirigente agropecuario.
Y luego agregó: «No se vende todo junto. Lo que pasa es que el Gobierno quiere los 23 mil millones de dólares todos juntos ahora. Y lo cierto es que ya ingresaron 10 mil millones, que es prácticamente el 40 por ciento. El productor no especula si va a valer más o menos. Hasta puede hacer un mal negocio porque probablemente en la primavera, cuando llegue la cosecha de Estados Unidos, baje el precio. Pero la va a vender cuando necesite», indicó.
Para Bagnis, «el Gobierno sigue empecinado en no escuchar al campo y en castigarlo duramente, en vez de alentar a la producción como una manera de favorecer el ingreso de divisas», afirmó.
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