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Sólo el 1% de los agroquímicos en uso son de alto riesgo, según la Rural

La entidad local remarcó que existe preocupación por parte de los productores para lograr una correcta utilización de estos productos. Aseguró que, según los estudios de 2012, la toxicidad es cada vez menor

Luego del informe de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados que advirtió que en el país el consumo de agroquímicos aumentó un 858% en 22 años, pese a que la superficie cultivada sólo creció en un 50%, la Sociedad Rural de Río Cuarto destacó ayer que los productores “no se desentienden del tema sino que, por el contrario, se trata de una problemática que los preocupa y están trabajando para que sus explotaciones sean sustentables y que sus prácticas no afecten ni al ambiente ni a las personas”.

Según el estudio publicado por este diario a comienzos de mes y que aseguraba que se utilizaban unos 50 millones de litros de glifosato por año en la provincia tras una estimación de 8 litros por año y por hectárea sembrada, la entidad ruralista destacó que según sus propias cifras la utilización promedio es de 3,5 kilos por tonelada de granos.

Según las últimas estimaciones realizadas por el Ministerio de Agricultura de la provincia para la campaña que acaba de terminar, el rendimiento final de soja superó los 11,7 millones de toneladas -de las cuales 11,2 salieron del departamento Río Cuarto- y 8,3 millones de toneladas de maíz. Es decir que en conjunto sumaron 20 millones de toneladas.

Desde la Sociedad Rural se destacó la participación de la entidad en distintos foros y comisiones que promueven las buenas prácticas agrícolas y el respeto por la legislación vigente en la materia. “De hecho, en el último curso organizado por la entidad y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentos de la provincia, se capacitaron unos 300 aplicadores de agroquímicos de Río Cuarto y de la región”, dijeron.

En tal sentido, el presidente de la Rural, Eduardo Bagnis, puso énfasis en aclarar que, como miembros de la comunidad agroalimentaria, están “totalmente de acuerdo con los controles oficiales sobre el uso de fitosanitarios, ya que somos plenamente conscientes de que trabajamos con productos químicos”.

Y señaló que comparten la idea que impulsan los especialistas y los organismos responsables acerca de utilizar productos de toxicidad moderada y tomando todas las precauciones necesarias para que sus efectos no salgan del lote sobre el que se aplican.

En particular, en un escrito, la entidad destacó:

Las cantidades. En Argentina se comercializaron, en 2012, 335 millones de kilos/litros de fitosanitarios (algunos se comercializan en estado líquido y otros en estado sólido), que en términos absolutos puede ser percibido como alto. Sin embargo, si se expresan en términos de producción agrícola, con una producción esperada cercana a las 100 millones de toneladas, el número se convierte en 3,35 kilos/litros por tonelada.

La toxicidad. Al mismo tiempo, estas cantidades han variado en términos de nocividad a lo largo del tiempo. En 1995 el 45% de los fitosanitarios comercializados eran considerados como “productos normalmente no peligrosos” de acuerdo a la clasificación toxicológica elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y adoptada por el Senasa y sus pares de Brasil, Estados Unidos y Europa. En ese mismo año, el 14% correspondía a “productos alta o extremadamente peligrosos”. En 2012, el 79% fueron “productos normalmente no peligrosos” y poco más del 1% fueron “productos alta o extremadamente peligrosos”.

El glifosato. Este herbicida es el producto más criticado, debido a que también es el más utilizado representando un 62% del total. El glifosato es considerado “producto normalmente no peligroso” y de acuerdo al informe publicado por la Comisión Nacional de Investigaciones en Agroquímicos (CNIA) dependiente del Ministerio de Salud e integrada por la Secretaría de Ambiente y el INTA, entre otros, concluye que “es poco probable que el glifosato sea genotóxico. Además, no existe evidencia en estudios con animales que permitan concluir que el glifosato es cancerígeno”. Este informe, en líneas generales, coincide con trabajos de la Universidad Nacional del Litoral, la Pesticide Action Network, la Agencia de Protección del Ambiente de EEUU (EPA), la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud y la Unión Europea.

Agricultura orgánica. La utilización de la siembra directa, los transgénicos y los agroquímicos han sido las tecnologías que han permitido al país producir materias primas agrícolas suficientes para alimentar a cerca de 450 millones de personas, dar trabajo a 3 millones de argentinos y generar exportaciones por 47.000 millones de dólares, equivalentes al 58% de las exportaciones del país. Eliminar el uso de este tipo de tecnologías tiene como consecuencia directa caída de la producción, las exportaciones y despidos.

Agricultura subsidiada. Es importante destacar que el modelo productivo argentino contribuye a financiar el Estado, al aporte de divisas y a subsidiar otras actividades, al tiempo que compite con la producción europea, receptora de subsidios que rondan los U$S 100 millones diarios, alcanzando un valor superior a los U$S 30.000 millones por año.

 

La educación

 

Los pesticidas, fitosanitarios, plaguicidas o agroquímicos en ciertas cantidades y bajo algunas condiciones son perjudiciales para la salud humana y el ambiente, pero es claro que la solución no es la prohibición de su uso, sino la educación y el control para garantizar el buen uso de estos productos. Con la correcta aplicación y manejo de estos productos se garantiza que cumplan su función de proteger los cultivos y alimentos y se evitan efectos negativos no deseados, pero evitables, sobre la salud y el ambiente.

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