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Los precios de los campos bajan en la Argentina, pero se mantienen en los países vecinos

El cepo al dólar y la incertidumbre económica y política son las principales causas, según operadores del sector; la caída va de 15 a 20% respecto de fines de 2011.
Por las trabas al dólar y la situación económica en general, los precios de los campos agrícolas en la Argentina bajaron en el último año y medio entre 15 y 20%. Mientras tanto, en los países vecinos los valores de la tierra se mantienen firmes. Así se desprende de un informe de la división campos de L.J. Ramos Brokers Inmobiliarios y de operadores consultados por LA NACION.
“El mercado está operando a bajo ritmo debido a las normativas que afectan la compraventa de inmuebles. En especial, las restricciones a la operatoria con divisas, en un mercado dolarizado desde hace casi 40 años, sumado a la incertidumbre sobre la evolución política y económica del país”, señala el trabajo, realizado por Juan José Madero, director de la división Campos de la inmobiliaria.
“En general, las tasaciones están 15/20 por ciento por debajo de las de fines de 2011 en la zona pampeana. En zonas marginales o extrapampeanas, la baja llega a 30 por ciento. Este descenso se debe al escenario político y económico, con escaso incentivo para producir”, añade el estudio. Para el especialista, “las políticas agropecuarias desalientan la producción y la rentabilidad”, lo que termina afectando el negocio.
Ante LA NACION, Madero señaló que en la actualidad en la zona núcleo, región donde están los mejores campos del norte bonaerense, el sur de Santa Fe y el sudeste de Córdoba, la tierra se está tasando a precios de entre 15.000 y 16.000 dólares la hectárea. “El inversor convalida esos valores”, dijo.
Los valores coinciden con los que publica Compañía Argentina de Tierras (CAT), otra operadora. En su página de Internet señala un valor promedio de US$ 16.000 la hectárea para campos de Pergamino, Rojas y Salto, en el norte bonaerense.
También Agustín de Elizalde, de la firma Elizalde, Garrahan & Cía., coincide en que los precios bajaron, y lo atribuye a las complicaciones en torno al dólar. “Se habla de un 20 por ciento abajo. Esto tiene que ver con el corralito al dólar y a que los futuros de las commodities están bajando, lo que limita la rentabilidad”, señaló. En esa empresa observan precios en la zona agrícola núcleo en el rango de 15.000 dólares la hectárea.
El año electoral le agrega un factor más de incertidumbre a la concreción de operaciones. “El escenario político-económico, con elecciones legislativas este año, incrementa la incertidumbre, demorando las decisiones de las partes”, señalan en L.J. Ramos. Según el informe de esa inmobiliaria, la demanda se muestra “escasa y muy cautelosa”. Y agrega que “las pocas operaciones que se cierran se hacen en dólares, pesos, combinación de ambas modalidades y, en muy menor medida, con pago en el exterior, predominando las operaciones de escala pequeña”,
Pese a que con Cedin también se pueden comprar campos, esa alternativa no parece ser por ahora importante. “La operatoria con Cedin, si bien es factible, aún es hipotética, dado que no hay volumen de este instrumento en el mercado”, remarca el informe de la inmobiliaria.
Por el lado de la oferta, no obstante, hay una incremento, en especial de campos marginales, es decir, de las zonas más alejadas de la pampa húmeda. Aunque en menor medida, también hay un aumento de la oferta de campos de aptitud agrícola o mixta (agrícola-ganadera) de la pampa húmeda.
Según la inmobiliaria, mientras en la Argentina las tasaciones de los campos caen de 15 a 20%, “como contraste los precios se mantienen firmes en los países de la región”, como Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia, y en Estados Unidos. Para Madero, en el litoral de Uruguay las tierras buenas van de 10.000 a 11.000 dólares la hectárea, si bien hubo campos que se pagaron más.
En Bolivia, al norte de Santa Cruz de la Sierra los precios van de 4000 a 6000 dólares, mientras que en Paraguay los campos muy buenos pueden ir de 6500 a 10.000dólares, según datos de otros operadores.
Pese a la situación actual en la Argentina, en el informe de L.J. Ramos hay un mensaje optimista. “Si bien la coyuntura actual dista de ser la ideal, sabemos que el mundo sigue demandando alimentos y materias primas que indefectiblemente se producen en la tierra”, expresa. Añade que “la corrección de la política agropecuaria, especialmente la de intervención de los mercados, puede repercutir en un mayor interés en la inversión en la producción”.

FERNANDO BERTELLO – LA NACIÓN