En maíz ya no hay prácticamente contratos a rendimientos fijos. En soja, lo que ayer valía 11 qq/ha, hoy se paga nueve o se busca asociar al productor.
Algo está cambiando en el sector agropecuario. El boom de la soja, que trajo consigo el fenómeno de los pooles de siembra, está sufriendo un cambio estructural. Los “grandes jugadores”, como se llama a los grupos dedicados a la siembra en campos arrendados y que en general están conformados por fabricantes, comerciantes y profesionales de otros sectores, están en retirada. El negocio ya no es lo que era, y quizás deban pasar muchos años para volver a ver a más del 60% de los campos trabajados por manos ajenas.
Una señal insoslayable en ese sentido es la migración de los pooles hacia países vecinos. A Uruguay, por ejemplo, en los últimos meses están viajando más productores que turistas, situación que también se registra en Paraguay.
Lo que ayer fue negocio para todo el mundo, hoy apenas se da para quienes son propietarios o consiguen pagar alquileres más razonables y no con pago anticipado como en los buenos tiempos. Y la tendencia bajista de los se mantendría en los próximos años, según anticipaba un estudio del INTA dado a conocer esta semana.
Por lo pronto, en gran parte del país y en este sur de Córdoba, hay campos que todavía no han sido alquilados porque los acuerdos no se cierran, cuando en años anteriores todo estaba definido en abril o en mayo.
Roberto Frenkell Santillán, presidente de la Cámara Argentina de In-mobiliarias Rurales (CAIR), dijo hace unos días que “los arrendamientos cerrarían 20 por ciento abajo en zona núcleo y 30% en marginales”, debido fundamentalmente al aumento de costos y a la diferencia de rindes, que es tan alta que hace que no sea rentable alquilar.
Y si bien la caída de los alquileres no ha sido tan estruendosa en esta región como cree Frenkell Santillán, los valores que se ofrecen y se llegan a pactar están realmente por debajo de las pretensiones de los propietarios.
Menor demanda
Para el ingeniero agrónomo Eduardo Zacchi, la baja en los valores de los alquileres es el resultado de la declinación de la demanda de campos por parte de los pooles de siembra. “Hay muchos pooles grandes que han salido de la cancha o han disminuido mucho sus superficies, mientras que otros se han ido a trabajar a otros países, como es el caso de Grobocopatel, que ha bajado mucho su superficie en la Argentina y está sembrando en los países vecinos”, afirmó, para mencionar que el mercado de los alquileres respeta la ley de la oferta y la demanda: “Cuando desaparecen los demandantes y hay mucha oferta, los precios tienden a bajar. Tenemos una situación económica donde prácticamente más del 70% de la renta agropecuaria se la está llevando el Estado nacional y un poquito también la provincia. Así la parte de la torta a repartir es de apenas el 25/26%, y de ahí que tenemos que discutir los productores y los arrendatarios. Por eso los alquileres están bajando”.
En el caso particular de los campos de la zona de Río Cuarto, donde lo que antes se pagaba 11 qq/ha hoy no llega a los 9 qq/ha, se suma el hecho de que hace tres años que la cosecha no viene bien. “A algunos les fue mejor que a otros pero no todo el mundo está en condiciones de pagar los anticipos que algunos propietarios pretenden seguir cobrando”, afirmó, en referencia a una modalidad que se había impuesto en los momentos de mayor demanda de campos, donde no había otra opción que pagar alquileres altos y adelantados.
Esa modalidad de pago anticipado, hoy por hoy está desapareciendo. Zacchi, quien además de su actividad privada se desempeña como secretario de la Sociedad Rural de Río Cuarto, explicó que cuando se arregla a quintales fijos, es una parte ahora y otra parte en la cosecha. “En el caso del maíz, lo que se está cerrando en contrato son prácticamente porcentajes, porque la inversión inicial es mucho mayor. Tengamos en cuenta que con una hectárea de maíz se hacen dos hectáreas y media de soja, por el costo que requiere lo que son labores, fertilizantes, el costo de la semilla”.
En cuanto a los valores que se están pactando, explicó que el sector manicero ha salido a pagar de 450 a 500 dólares por hectárea, y en campos muy buenos, con historia ganadera o bien rotados, los valores son algo mayores y pueden llegar a los 600 dólares. “Pero los que vienen de maní y varios años de soja, que tienen poco rastrojo, tienen otros valores. Pesa mucho la historia del lote”, precisó.
El valor del suelo
Consideró Zacchi que el premio de un mejor precio para los lotes más rotados, es bueno para la conservación del suelo. Es bueno que el productor tenga en cuenta lo que va a pasar a futuro con esa tierra sino que en el corto plazo pueda llegar a ganar menos de lo que esperaba. “Un cam-po no es una cochera o una casa a la que se puede sacar una renta permanente. Acá estamos hablando de actividades netamente biológicas, que hay que respetar la historia de los lotes, la rotación, permitiendo que se mejore la relación carbono nitrógeno, que haya una micro flora y una micro fauna, que permita que ese suelo siga vivo y no -como ha pasado en algunos lotes de maní y luego años de soja- que han perdido esa caja de ahorro del suelo que es la materia orgánica”.
Ante la consulta de lo que está pasando en el sur de Córdoba cuando en la zona núcleo los alquileres de los mejores campos caen de 20 qq/ha a 15 qq/ha, el ingeniero Zacchi reconoció que está pasando más o menos lo mismo porque se está viendo que la expectativa de los precios de la soja a futuro son menores que en años anteriores. “Tenemos una expectativa con tendencia a la baja, principalmente por un incremento del valor del dólar, Estados Unidos al no inflaccionar el valor del su moneda, hace que los comodities pierdan valor, incluso el oro”, puntualizó.
Y sobre el valor de los alquileres en la zona, dijo que los campos que tienen buenos niveles de fertilidad, que tienen algunos bajos que hacen que la estabilidad de la cosecha sea mayor, son campos de 9 quintales por hectárea. “En general, se está yendo hacia acuerdos de 8 o 7 quintales. En otros casos se busca que el propietario sea socio del arrendatario y acuerdan 4 quintales, 2 ahora y 2 a cosecha, y con rindes superiores a 20 quintales, se reparte 50% para cada una de las partes”.
Y también están los acuerdos a porcentaje para maíz, donde son muy pocos los grupos de siembra que aseguran un rendimiento o un pago determinado.
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