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Proponen crear barreras forestales para proteger a las poblaciones

La propuesta surgió de la Mesa de Buenas Prácticas Agropecuarias conformada por entidades públicas y privadas para promover la producción sustentable. Satisfacción por la audiencia pública.
Tras la realización de la audiencia pública sobre el uso de agroquímicos, a la que convocara el Concejo Deliberante de Río Cuarto, técnicos y productores de la zona proponen la creación de “áreas vivas” que protejan a las poblaciones y permitan continuar produciendo alimentos con un modelo sustentable.
Si bien la propuesta fue expuesta por la Sociedad Rural de Río Cuarto, surge a partir de la creación de la Mesa de Buenas Prácticas Agropecuarias, conformada por los grupos CREA, Aapresid, la misma Sociedad Rural, CARTEZ, el Mercado de Abasto de Río Cuarto, Federación Agraria Argentina, FADA, la Cámara de Aeroaplicadores, la Cámara de Empresas Distribuidoras de Agroquímicos (CEDASAC), la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Sur de Córdoba (AIASC), el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Córdoba, el INTA y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentos de Córdoba, entre otras.
Y según explicó Sofía Crespo, coordinadora de la Mesa, están abiertos a la participación de cualquier persona o entidades que quieran enviar a sus representantes. “Está bueno que todos participen, que en un tema tan importante como este, se reflejen todas las voces”, concluyó.
Crespo, quien participó en la audiencia en representación de la Mesa de Buenas Prácticas, comentó que hizo notar la preocupación que existe en el sector acerca de la manera en que se deben realizar las pulverizaciones. “Es un tema sobre el que existe una gran variedad de opiniones y entendemos que en la medida que todas las partes se comprometan con esto, será más fácil producir alimentos de una manera eficiente, con la utilización de estos productos”, afirmó, para añadir que en la medida que estos productos se usen de la manera que corresponde, nadie tiene que ser afectado.
Consideró Crespo que el uso de agroquímicos se hizo masivo en los últimos años y que debido a ello todavía puede haber personas que trabajen sin tener los conocimientos necesarios. “Por suerte en Córdoba ya hay una ley al respecto y se está dando a conocer cómo se debe trabajar correctamente para no afectar al ambiente ni a las personas”, afirmó, para añadir que en los casos en que se aplicó mal y se causó algún daño quizás se haya debido al desconocimiento y no a mala intención de parte de los productores o de los aplicadores.
“Por eso en la audiencia pública dijimos que la sociedad en su conjunto debe comprometerse en esta causa, tanto los productores cuanto los pobladores de la zona rural, porque si esto no se resuelve, todos nos veremos perjudicados”, puntualizó.

 

Propuesta ruralista

 

El ingeniero agrónomo Eduardo Zacchi, secretario de la Sociedad Rural de Río Cuarto, destacó el carácter democrático que tuvo la audiencia realizada en el Concejo, donde cada parte pudo explicar sus puntos de vista sobre el modelo productivo actual y la incidencia del uso de agroquímicos.
Dijo Zacchi que desde la Rural se reconoce que el modelo productivo necesita contar con el apoyo social para poder ser sustentable en el tiempo. Y para eso se hace necesario atender a los llamados de atención que están realizando algunos grupos ambientalistas e instituciones científicas, acerca de las consecuencias del mal uso de los agroquímicos. “Como productores, somos respetuosos de los avances y de los estudios científicos, pero hasta tanto no surja información en contrario, tenemos que atenernos a las disposiciones legales que impone el Senasa en Argentina o la Organización Mundial de la Salud a nivel internacional”, afirmó, para aclarar que, no obstante ello, a los efectos de disminuir los conflictos en las áreas periurbanas o en las escuelas rurales, “tratamos de generar situaciones que eviten o disminuyan esos conflictos. Y esta es la actitud habitual del hombre de campo, que busca siempre disminuir los conflictos para poder producir alimentos en procura del bien común”.
Es por eso, agregó, que se propone la creación de áreas buffer o reguladoras, alrededor de los pueblos y las escuelas rurales, alejando las pulverizaciones de los sectores poblados. “Hay bibliografía al respecto, donde en Europa se habla de conservar distancias de 10 a 50 metros, y acá hay estudios hechos por especialistas como Alberto Etiennot, quien propone tomar una distancia de 100 metros como resguardo. Pero nosotros somos más proclives a la creación de áreas vivas, de forestación, con lo que frente a las últimas casas del pueblo se levantarían 5 o 6 filas de pinares o bosques de álamos que además de proteger contra los agroquímicos serían una barrera contra los vientos. A la gente se le cambiaría el paisaje y el productor podría seguir trabajando sin crear conflictos sociales”.

El rol de los agrónomos

Desde la AIASC, el ingeniero Francisco Demarchi manifestó que como profesionales, tienen la obligación de explicar a la población cómo y por qué se produce de determinada manera. “En primer lugar, en la audiencia comenzamos explicando cómo era la agricultura tradicional y la enorme erosión de los suelos que se generaba antes de la aparición de la siembra directa”, indicó, para reconocer que esta técnica de la siembra directa, que es menos agresiva para el recurso suelo, generó una gran dependencia del uso de agroquímicos. “Debe decirse, en este sentido, que este momento el 70%/80% de los agroquímicos son de ‘banda verde’, lo que no significa que sean totalmente inocuos sino que son más amigables con el ambiente. Y lo que es más importante es que hay una serie de normas productivas a las que llamamos Buenas Prácticas Agropecuarias, que cuando aplican en un marco regulado permiten producir sin afectar al ambiente ni a la salud de las personas”
Demarchi avala la propuesta de creación de “barreras verdes” y de utilizar productos cada vez menos tóxicos en la medida que los lotes estén pegados a zonas urbanas. “Reconocemos que a veces se cometieron errores propios del avance de las ciencias y las técnicas productivas, pero la población debe saber que hoy existe una tecnología muy eficiente, que es la agricultura de precisión, que hace que las máquinas aplicadoras trabajen sin que el operario entre en contacto con el agroquímico y que este producto caiga exclusivamente sobre el cultivo y ni siquiera toque a la línea de alambrado del lote. No hay ningún tipo de deriva del producto”.
A su juicio, con toda esta tecnología, más las barreras verdes y aplicando productos menos nocivos en la cercanía de centros poblados, no debería haber ningún tipo de problema ecológico o sanitario. “También hay que tener en cuenta que un litro de glifosato al 48%, diluido en 100 litros de agua, queda en una concentración de menos del 0,10% al ser distribuido en una hectárea. Cuando si nosotros agarramos un piojicida y se lo aplicamos en la cabeza de nuestros hijos concentrado al 2%, al 3% o al 5%, y el niño debe estar una o dos horas sin lavarse la cabeza para que el producto tenga algún resultado, es mucho más tóxico que la aplicación en el campo”, concluyó.

 

“Sin posturas enfrentadas”

 

El doctor Carlos Peñafort, responsable técnico del CREA Región Centro, integrante también de la Mesa de Buenas Prácticas Agropecuarias, destacó la necesidad de establecer un diálogo entre todos los sectores para llevar adelante este tema de alta sensibilidad social.
“Mantener posiciones encontradas no lleva a nada. No hay que perder de vista que por embanderar una posición en contra de una compañía, como está ocurriendo, se está en contra de gran parte de la sociedad, porque no sólo se pone en juego el trabajo de los productores sino el de todos los oficios y empleos vinculados”, afirmó Peñafort, para advertir que, por otra parte, el sector agropecuario y todas las instituciones públicas y privadas que conforman la comunidad agroalimentaria, deberían reorientar sus investigaciones para determinar el impacto ambiental del modelo productivo, como así también su impacto sobre la salud de las personas, como lo han hecho otras instituciones que son tomadas como fuente por los grupos ambientalistas.
“De todas maneras, no se llega a nada con mantener posturas encontradas, extremas. Ni de los productores ni de quienes se oponen al uso de agroquímicos. Porque en un mundo ávido de alimentos, esto es un problema de todos y entre todos hay que buscar las soluciones”, enfatizó.
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