El panel sobre las perspectivas locales indicó que no hay señales de una crisis inmediata, pero reconoció seis “trabas” que amenazan el desarrollo futuro.
La economía encara el camino hacia 2015 con la necesidad de revertir el déficit fiscal, la inflación alta, y alivianar la caída de reservas para evitar así un deterioro mayor en su nivel de crecimiento en el mediano o largo plazo. Así lo concluyó el panel sobre las perspectivas locales del Coloquio de IDEA que estuvo encabezado por economistas Ricardo Arriazu, Eduardo Levy Yeyati y Lucas Llach.
Todos coincidieron en que no hay señales de una crisis inmediata dado que el país tiene un bajo nivel de endeudamiento en dólares, margen para hacer política monetaria (devaluar o apreciar la moneda) y un sistema financiero actualmente estable.
Llach explicó que actualmente el modelo económico mantiene seis trabas que amenazan su desarrollo futuro: inflación alta y con información cuestionada, que encarece notablemente los costos de obtener créditos; déficit energético; caída de las reservas del Banco Central; brecha cambiaria; financiamiento de gasto público con déficit y caída en la competitividad.
Sobre este último punto, Arriazu explicó que “los costos laborales por empleado son los más altos de la historia y como no se ajustan por mayor producción ni salarios, los empleadores terminan apelando al ajuste por precios”. Es decir, dado que la inflación es más alta que el ritmo de devaluación, el país se encarece en dólares y mella la capacidad de competir frente a otras economías.
Para Llach, “la Argentina necesita resolver estos problemas o su futuro económico está trabado. Otros de los grandes problemas son los costos de invertir: el costo laboral y de comprar capital es alto”.
“Los costos laborales por empleado son los más altos de la historia y como no se ajustan por mayor producción ni salarios, los empleadores terminan apelando al ajuste por precios”, dijo Arriazu
El economista consideró que entre las correcciones a aplicar debe estar presente sincerar los niveles de inflación y disminuirla gradualmente, al igual que hacer que el crecimiento del gasto público no supere al de actividad económica.
Levy Yeyati consideró que al hablar del contexto económico local también se debe observar que uno de los males que enfrentan los países de la región es una baja en sus tasas de crecimiento antes de que Estados Unidos comience a drenar dólares del mundo.
Sin embargo, el escenario trazado por el economista para el próximo año y medio es un nivel de inflación estable (en los valores actuales del 25%); mantenimiento de “tasa de interés negativa”; incremento parcial de tarifas -especialmente en el sector eléctrico- y, consecuentemente, estancamiento del crecimiento económico por debajo de su potencial.
En este escenario, Levy Yeyati consideró que el nivel de reservas del Banco Central podría alcanzar los 20.000 millones de dólares hacia fines de 2015, aunque sin llegar a comprometer la solvencia fiscal de los compromisos de deuda. También apuntó que las negociaciones salariales pueden evolucionar como algo más reñidas: “Los sindicatos podrían estar dispuestos a convalidar una suba menor a la inflación antes que tener desocupación”.
“La inflación de este año terminará siendo muy similar a la del 2012, en el orden del 25%, y la devaluación anualiza 30%. Con este dato no sería certero decir que la devaluación para liberar la presión cambiaria se traslada directamente a precios”, opinó Levy Yeyati.
De cara a 2015, Levy Yeyati señaló que su escenario es de “ajustes parciales muy de mínima y de un ciclo político que termina y que mejora las expectativas”. Al respecto Arriazu apuntó que “no vamos a tener ninguna de las tres crisis tradicionales (por deuda, financiera o cambiaria), aunque si se deterioran mucho más los términos de intercambio caerá la actividad e impactará con mayor nivel de desempleo”..
JUAN PABLO DE SANTIS – LA NACION
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