El ruralista Ambrosetti dijo que el mayor impacto lo sufren las economías que están más alejadas de los puertos y de los grandes centros de consumo.
El economista jefe de la Sociedad Rural, Ernesto Ambrosetti, consideró ayer que el flamante ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, afronta una “foto bastante dramática”, porque la pérdida de competitividad en el sector agropecuario es “muy profunda”.
“Sin ser exagerado, cuando hablamos de esto estamos hablando de que no tiene rentabilidad en la mayoría de las actividades que se están realizando”, alertó.
En especial aludió a aquellas economías “alejadas de los puertos y los grandes centros de consumo como las economías regionales”, sostuvo Ambrosetti.
“Además, el ministro se encuentra con una infraestructura muy escasa y mala. No sólo en las rutas, sino en transporte ferrocarril o fluvial hay problemas de traslado de mercaderías sino también en el de personas, con un problema de inseguridad muy grande, donde hay que invertir en el largo plazo, con una visión de política de Estado para poder mejorar toda esta infraestructura”, dijo el economista.
Sostuvo además que la nueva gestión “se enfrenta a mercados intervenidos y distorsionados, y así se obtiene falta de transparencia y competencia en los mercados de granos, principalmente en trigo y maíz, lo mismo con las intervenciones en el mercado de la carne y la leche, con el azúcar y todos los mercados de los principales productos que consumimos”.
Recuperar la confianza
Para Ambrosetti, el panorama para el nuevo funcionario implica una “situación donde tiene que empezar a resolver problemas que generen algo de confianza”.
Consideró que “todo esto requiere previsibilidad y certidumbre, una política que especialmente impulse la inversión” y no descartó el escenario climático.
“Venimos de dos años con inundaciones o sequías continuas en distintas regiones, incluso en algunos lugares los dos factores han complicado al productor, y Yauhar, después de toda esa poesía que escribió al retirarse, no nombró todas las zonas de emergencia que están en desastre agropecuario”, puntualizó.
El especialista de la Rural recordó que “falta homologar bastantes emergencias, pero por problemas políticos no se han llevado adelante”.
Entre las áreas donde hay que implementar medidas están las “economías regionales, para devolverles algo de rentabilidad, que se lograría trabajando con la presión impositiva, lo que son los derechos de importación que para el Gobierno nacional no tienen un costo fiscal importante o relevante”.
Asimismo, dijo que “todo esto facilitaría la rentabilidad en esas economías que hoy están generando un desempleo muy importante por la pérdida de producción”. Sostuvo también que eliminaría las trabas a las exportaciones para darle transparencia al mercado de granos y suprimiría las retenciones a la carne.
Una buena
Ante tanta pálida evidenciada por Ambrosetti, se conoció una buena: la Comisión Nacional Asesora de Indicaciones Geográficas (IG) y Denominación de Origen de Productos Agrícolas y Alimentarios aprobó la IG para el chacinado tradicional de Colonia Caroya, que ahora tiene su salame típico y de calidad.
Reconocido a escala nacional, el salame típico caroyense recibió la IG a fin de protegereste chacinado de imitaciones que comprometan su prestigio, consignó Inta Informa.
Por su parte, los productores asumen el compromiso de seguir una receta y estrictos protocolos de calidad. El técnico del Inta Bordenave (Buenos Aires), Marcelo Champredonde, promotor de este proyecto, resaltó que se debe “preservar el patrimonio” y poner en valor al salame de Caroya, un producto reconocido a escala nacional y de gran anclaje cultural.
PUNTAL