Para los especialistas, sería muy importante que se cumplan los pronósticos de lluvias para los próximos días. Por el momento es difícil establecer si las altas temperaturas y la fuerte radiación solar se traducirán en bajos rendimientos
Con los balances hídricos claramente en peligro por la ola de calor y la radiación solar extrema que afecta a los cultivos, los técnicos miran con preocupación el deterioro que están sufriendo los cultivos de verano. Una situación que parecía impensada cuando empezaba la primavera con buenos registros de lluvias.
Sólo las expectativas de algunas precipitaciones en las próximas horas -que tampoco serían muy abundantes- permite albergar alguna esperanza de que la situación se pueda revertir.
Para el ingeniero agrónomo José Marcelino, jefe del INTA Río Cuarto, aunque las primeras lluvias permitieron avanzar con la siembra de granos de cosecha gruesa prácticamente hasta la cobertura total prevista, la disparidad en los milimetrajes registrados permitía avizorar un año complicado en materia de lluvias.
“Lamentablemente, las temperaturas de día y noche mantienen un metabolismo muy alto en algunos cultivos que hacen que siga trabajando y esto genera metabólicamente una pérdida de rendimiento”, afirmó, para añadir que los cultivos de maíces más tempranos que requieren noches frescas no las están obteniendo y por otro lado los que están recién implantados muy pocas hojas, de 4 a 6 hojas, también se ven perjudicados.
Explicó entonces que humedad relativa va cayendo a lo largo del día y tenemos a media tarde muy baja humedad y una altísima temperatura del suelo que trabaja como losa radiante emanando el calor hacia arriba. “Por eso observamos, como ya lo hemos visto en años pasados, quemaduras en las hojas inferiores, en las hojas basales de sorgos que se siembran tarde, maíces tardíos, en algunos casos en maní -aunque es más resistente- y puede darse en algunos casos en la soja”.
No obstante, el ingeniero Marcelino consideró que es un poco prematuro decir que va a existir una pérdida de rendimiento aunque llueva. “Si no se muere la planta, hay posibilidad de recuperación, porque son hojas que de llover de ahora en adelante se reponen fácilmente y las hojas que están trabajando en la fase final de la fotosíntesis van a ser las superiores. Entonces las hojas que están sufriendo ahora en unos pocos días más de haber lluvia dejarían de estar trabajando para la nutrición fotosintética de la planta”, destacó.
Lo que puede haber en algunos casos es desecación. porque se han sembrado lotes de maíces tardíos, soja y sorgo con muy poca humedad en superficie y eso hace que cuando emerge la plantita se encuentre con una situación muy desfavorable. “Y ahí si, cuando la pérdida de plantas hace que disminuya el stand de stands por metro lineal o por hectárea, estamos ante una posible pérdida”, indicó.
Hay veces, según como venga el año, si la pérdida no es muy grande hay una capacidad compensatoria. Es decir que de tener una lluvia, no estaríamos ante una pérdida muy grande.
Problemas de malezas
El ingeniero agrónomo Sergio Morichetti, técnico del sector privado de General Deheza, coincidió con Marcelino en cuanto a la situación de los cultivos en la región, como así también en lo referido al peligro de los ataques de plagas, al tiempo que advirtió también sobre el problema de las malezas, cuyo control también se está dificultando.
Morichetti, quien se desempeña en la Unidad de Negocios Agropecuarios de AGD, dijo al respecto que en gran parte del invierno y en la llegada de la primavera hubo muchas complicaciones para controlar Rama Negra. “Tuvimos 5 meses sin lluvias y con algunas heladas, por lo que la maleza estaba muy rusticada y su control se hizo muy difícil porque la maleza no estaba receptiva a los controles con los herbicidas habituales”, señaló.
Llegando a la primavera y este comienzo de verano, Morichetti hizo alusión a lo que está pasando en muchos campos con la aparición de Yuyo Colorado, maleza de la que existen dos especies: una nativa, .que es Amaranthus quitensis, sobre la que ya existen registros de su resistencia a glifosato, y la otra es Amaranthus palmeri que es una especie exótica que está causando serios problemas en campos del sur provincial.
Expresó entonces que la aparición de este tipo de malezas resistentes a glifosato, obliga a los profesionales a volver a utilizar herbicidas que habían quedado en desuso con el paquete tecnológico de la soja RR. “Hay que volver a fijarse muy bien en la calidad de las aplicaciones, que en su mayoría se están realizando con herbicidas residuales y en los primeros estadíos del cultivo, cuando está germinando, y después se hace un repaso con herbicidas en posemergencia. Los tratamientos se están volviendo más puntuales, más específicos, ya que el ingeniero agrónomo debe ir al campo para ver de qué maleza se trata y en qué nivel de crecimiento está, para decidir las aplicaciones”.
En declaraciones a Cadena Ser Ar-gentina en General Deheza, Mori-chetti dijo que esto obliga a los productores sojeros a pasar por un nuevo aprendizaje en materia de control de malezas, situación que no se da con los maniseros, que al no ser el maní un cultivo transgénico, siempre requirió del uso de herbicidas específicos.
A su juicio, estas malezas provocarán aumentos en los costos e incluso algunas pérdidas de rendimiento.
Menor respuesta a las plagas
La otra cuestión advertida por el ingeniero Marcelino es que cuando hay condiciones desfavorables de stress, la capacidad de respuesta si aparece alguna plaga siempre es menor.
Explicó entonces que en el caso del maíz se ha sufrido la aparición de algunas plagas no tan severas. “En la soja puede estar apareciendo la Arañuela que ya se ha dado en algunos casos en lugares de Córdoba y en el caso del maní también. Son plagas típicas que aparecen en condiciones de sequía y calor que hacen difícil su control. La Arañuela es difícil de detectar, es un ácaro de 8 patas que está cubierto por la planta y por la misma tela, entonces siempre nos queda un adulto sin morir y la reinfestación es muy rápida. Esa sería la otra condición adversa que generan estas temperaturas altas y la falta de humedad en la superficie”.
Consultado sobre la posibilidad de ataques de Oruga Bolillera, plaga sobre la que los técnicos venían alertando, Marcelino reconoció que algo se está dando y coincidió con los anticipos de la posible llegada a la región de una plaga similar, pero exótica, denominada Helicover-pa armigera que es una plaga nueva en América, pero muy conocida en otros continentes. “Se la detectó en Brasil en la zona de Bahía en el mes de enero del año pasado. En septiembre ya estaba en Paraná, en octubre en Paraguay y en noviembre en Tucumán”.
Manifestó al respecto que se trata de una plaga muy voráz, polifoga, que tiene al maíz como su cultivo predilecto, y es de difícil control. “Hay que ir viéndola, siguiendo el sistema nacional de vigilancia y monitoreo que tienen el INTA y el SENASA. Es muy rápido la infección, el frente de avance de la plaga es muy amplio. Por ejemplo en España se usa en la agricultura orgánica como cultivo de trampa para hacer tomate, es decir si yo intercalo una hilera de maíz versus una de tomate, la plaga ataca el maíz y deja el tomate sin afectar”.
Como consejo para los productores, el ingeniero Marcelino dijo que si ven alguna Bolillera rara consulten a los centros para identificar a la plaga y tomar las correcciones, porque no es de fácil control.
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