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Más retenciones ponen a la maquinaria agrícola en “modo avión”

Por: Agrovoz / Alejandro Rollán

La suba del impuesto afecta el poder de compra de sus clientes. Sin financiamiento, la industria seguirá desconectada.

Desde su implementación en 2002, las retenciones a las exportaciones agropecuarias han dejado su marca en la actividad productiva. Al efecto buscado por el Estado de obtener una mayor contribución impositiva, se le contrapuso, en sus momentos de mayor magnitud, menor producción y una disminución de la actividad económica en el interior del país.

La maquinaria agrícola, por ser un sector ligado en forma directa a la rentabilidad de los productores, ha padecido esas oscilaciones.

Hoy esa industria vuelve a vivir momentos de incertidumbre, en una coyuntura en la que el precio interno de la soja, por ejemplo, está en los valores corrientes más bajos desde 2005.

Bajo este escenario, en el que los márgenes agropecuarios apenas se mantienen por arriba de la zona de flotación, desde las fábricas observan que una mayor carga impositiva reducirá aún más esa capacidad de compra.

Sucede que la disminución que en los últimos años reflejan los precios internacionales de las commodities ha impactado de lleno en el negocio de la maquinaria agrícola a nivel mundial.

Si a esa ecuación se agregan una mayor carga impositiva doméstica y tasas de financiamiento que superan el 50 por ciento, los números resultan más esquivos para la actividad. De esta manera, queda desconectada del circuito productivo.

Además, la tendencia creciente a producir cada vez más granos no encuentra su correlato en el incremento de la demanda de maquinaria. Hay datos que demuestran lo inversamente proporcional de esta relación.

En Argentina, con una cosecha récord de 147 millones de toneladas, la venta de tractores cayó en lo que va del año alrededor de cuatro por ciento.

Algo similar sucede en Brasil, donde con una producción agrícola histórica (241 millones de toneladas) el mercado de tractores también muestra una disminución en el año de 10 por ciento.

Pocos se salvan

Si cruzamos el Océano Atlántico, la realidad es parecida. El índice general de clima empresarial de la industria de maquinaria agrícola europea continúa navegando en zona de recesión.

“Tanto las evaluaciones comerciales actuales como las expectativas son negativas en todos los segmentos”, afirman desde la Cámara Empresaria de Maquinaria Agrícola (Cema).

¿Las razones? La rentabilidad agropecuaria es escasa y tiene planchada a la demanda.

A nivel del bloque europeo, Francia sigue siendo, por mucho, el mercado más fuerte, pero las perspectivas para los próximos seis meses se han vuelto más variadas. Para todos los demás mercados de la unión, las expectativas continúan en un nivel negativo.

China es otro mercado que, a pesar de sus dimensiones y crecimiento en los últimos años, muestra un 2019 en baja.

Si bien la demanda por tecnificación exhibe una tendencia creciente en el gigante asiático, la industria espera cerrar el año con un desempeño menor que en 2018.

Una excepción parece ser Estados Unidos, donde la alta rotación de la maquinaria agrícola y los precios sostén a los granos dan dinamismo a las ventas. Hasta noviembre, los farmers habían adquirido 225.933 tractores, 3,7 por ciento más que los 217.824 de igual período de 2018.

En condiciones normales, pensar en una recuperación a corto plazo de la cotización de los granos es poco probable. De lo que sí hay certeza es de que, mientras se apliquen más impuestos, la inversión se verá resentida.