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El discurso de David Tonello durante el acto inaugural de la Exposición Ganadera

El presidente de la Sociedad Rural de Río Cuarto criticó con firmeza la política agropecuaria del Gobierno nacional y dijo que “la catarata de desaciertos destruye la confianza y la credibilidad”.

 

 

“Estamos orgullosos de recibir una vez más a los cabañeros de distintos puntos del país que enaltecen la Exposición Ganadera de la Sociedad Rural de Río Cuarto, con más de 300 reproductores bovinos, porcinos y ovinos, que convierten a nuestra muestra en una de las más importantes del país.

 

Sabemos del sacrificio cotidiano, de los esfuerzos y de las inversiones que realizan para incorporar genética y mejorar los rodeos. Y sabemos que lo hacen en un contexto que no es para nada ideal, porque no hay previsibilidad ni confianza, pero siempre le ponen el pecho a las adversidades y el hombro al país.

 

A la crisis económica general, a la insostenible presión fiscal y a todos los inconvenientes surgidos por la pandemia, se suma la incertidumbre que genera un Gobierno que sistemáticamente ataca al campo, que atropella y acorrala, pero que también intenta confundir a la sociedad con relatos alejados de la realidad.

 

Y lo hace desde una visión ideológica que se contrapone con el sentido común, dañando la matriz productiva, desalentando aquellas inversiones y castigando al que quiere trabajar libremente en busca del progreso y el crecimiento del país.

 

Empezaron con una suba generalizada de las retenciones, siguieron con el intento de avanzar sobre la propiedad privada, también sobre la Justicia, con intervenciones en los mercados, con estatizaciones, con los embates sobre el INTA para desplazar del Consejo Directivo a los representantes de las entidades agropecuarias y ahora siguieron con la prórroga del cepo a las exportaciones de carne vacuna.

 

¿A qué responde la obsesión de insistir en recetas que ya fracasaron y en tratar de modificar lo que funciona bien?

 

¿Qué les hace pensar que repitiendo los errores del pasado ahora van a conseguir resultados distintos?

 

Ya vivimos en la presidencia de Néstor Kirchner el cierre de las exportaciones de carne. Y el resultado fue devastador para el país porque perdimos todos y aún no nos podemos recuperar.

 

El stock bovino cayó en más de 10 millones de cabezas.

Muchos ganaderos abandonaron la actividad y se pasaron a la agricultura.

Se cerraron frigoríficos.

Se perdieron miles de empleos.

Se resignaron mercados internacionales a manos de países competidores como Uruguay, Brasil o Paraguay.

Hasta el propio Estado resignó las divisas que tanto necesita por este cierre de la economía.

Y lo que es peor, lo terminó pagando el consumidor. Porque se “plancharon” los precios por un breve período, pero luego la carne aumentó más que la inflación.

 

¿Qué les hace pensar que ahora puede ser distinto?

Pero nos proponen un Plan Ganadero.

¿De qué Plan Ganadero se puede hablar sin la reapertura total de las exportaciones?

¿De qué Plan Ganadero se puede hablar cuando se ignora a los verdaderos representantes de los productores y buscan interlocutores que nada tienen que ver con la producción primaria?

 

Destacamos el gesto del Gobierno de Córdoba y de la Municipalidad de Río Cuarto de salir en defensa del interior productivo, de entender que sin apertura total de las exportaciones es inviable un Plan Ganadero. De entender que el cepo frena las inversiones previstas en una ciudad y una provincia que siempre apuesta al desarrollo y al progreso.

 

Se sabe que los productores no son formadores de precios.

Pero hay una verdad que nunca van a admitir y mucho menos decir: el problema no es el precio de la carne, sino la pulverización del salario de los trabajadores a través del impuesto más nocivo que es la inflación, potenciada por el propio Gobierno con una descontrolada emisión monetaria, fuerte aumento del gasto público y déficit fiscal.

 

Esta catarata de desaciertos destruye la confianza y la credibilidad, que es el principal capital político de todo gobernante.

 

Pero más grave aún es no darle valor a la palabra y quebrantar el “contrato moral” con la sociedad, justificando acciones que al menos son reprochables o irregulares y deben ser investigadas por la Justicia.

 

Tenemos un Gobierno que no se hace cargo de los errores y pretende convertir cada fracaso en un éxito.

 

Por ejemplo, se dice que “no es delito adelantarse en la fila” para justificar el vacunatorio VIP cuando con un adecuado manejo de la pandemia y del plan de vacunación se hubiesen salvado muchas vidas.

Se puede debatir el adelantamiento en la fila, pero nunca aceptar la falsificación de datos para vacunar a políticos como personal de salud.

 

También se dice que no es delito realizar un cumpleaños en Olivos en plena cuarentena, sin protocolos, barbijos ni distancia social, incumpliendo el decreto que el mismo Presidente dictó.

 

Y se pretende explicar el “adoctrinamiento en las aulas” como un debate formidable que le abre la cabeza al alumno. Cuando se observa que no hubo tal debate sino un monólogo militante, imperativo, con abuso de posición dominante de la docente.

 

En medio de estos escándalos, el 17 de agosto en el homenaje al Padre de la Patria, el Presidente defendió su gestión y dijo que “San Martín miraba el país igual que nosotros”.

 

Es difícil imaginar que San Martín pueda haber avalado esos episodios reñidos con la moral. En todo caso hay que mirar la obra completa del prócer, quien acuñó la siguiente frase:

“La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”.

 

Dentro de una semana, los argentinos volveremos a las urnas para elegir a nuestros representantes en el Congreso nacional.

Y estamos más desconcertados que antes del inicio de la campaña electoral, porque sobran agresiones y descalificaciones, y faltan ideas o propuestas.

 

No nos interesa un debate donde la consigna es “qué gobierno fue peor que el otro”. Tampoco nos interesa la decadente frivolización de la campaña, instalando temas que están muy alejados de las prioridades de la sociedad.

 

Queremos que, de una vez por todas, se deje de lado la grieta y se comience a pensar un futuro común.

Con principios básicos para construir un país mejor, con respeto a las instituciones, división de poderes, pleno respeto a las leyes, a la propiedad privada, con federalismo, mejor educación y salud pública, y con libertades para trabajar.

 

Queremos que se piense en serio cómo frenar la inflación, cómo generar empleo para que disminuyan los índices de pobreza e indigencia, cómo convertir los planes sociales en trabajo y cómo generar políticas que promuevan las inversiones y el desarrollo.

 

Por eso, pedimos a los legisladores que resulten electos por Córdoba que nos representen de la mejor manera, con un fuerte compromiso hacia el pueblo que los vota.

 

Que sean fieles a la provincia de la que provienen, y a la hora de aprobar leyes lo hagan con un sentido de pertenencia, a favor de las prioridades de nuestra Córdoba y de su gente, y no se conviertan en “levantamanos” por una cuestión de obediencia partidaria, dándole la espalda a su pueblo.

 

Los productores queremos debatir y participar de los proyectos para el campo, en cómo mejorar la producción y potenciar el crecimiento.

Y saben que nunca pedimos subsidios, beneficios o ventajas.

Sólo pedimos que nos saquen el pie de encima para producir más y mejor en beneficio de todos los argentinos”.