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Los mensajes de un tractorazo que llenó la Plaza de Mayo

La multitudinaria manifestación que productores de distintos puntos del país realizaron a Plaza de Mayo el último fin de semana es la real dimensión de la necesidad de que la Argentina comience a transitar un camino diferente al de los últimos años, en el que el desarrollo con inclusión se piense a partir de un país con crecimiento económico. No es posible insistir en cómo repartir las migas, sino que es imperioso establecer políticas que permitan agrandar la torta y garantizar al mismo tiempo un sendero para que millones de argentinos que están debajo de la línea de la pobreza abandonen lo antes posible esa condición.
La agenda política lentamente va concentrándose en 2023. En el país de las urgencias los responsables de encontrar las soluciones tienen sus energías ya dispuestas para ver cómo se posicionan de la mejor manera en el próximo turno electoral. Se enredan en estrategias que nada tienen que ver con la resolución de los problemas de la sociedad, del empresario, de la pyme, del trabajador, del desocupado o de los millones de jubilados que esperan cada uno con sus propias urgencias.
Hay un lamentable principio aceptado y en parte practicado que establece que las gestiones se concentran en los años pares porque en los otros están las urnas y la política se aboca a sus propias problemáticas. Pero esta vez ni siquiera parece cumplirse porque antes de acabar el primer cuatrimestre de 2022 despuntó la disputa al interior de las fuerzas. En el oficialismo debido a las dificultades evidentes que muestra para avanzar en la solución de los múltiples problemas que crecen en el país, muchos de ellos vinculados a la economía, pero con parte de la responsabilidad en la falta de uniformidad en la visión política. Ante ese escenario, la oposición empieza a multiplicar nombres que pretenden ser candidatos en diferentes niveles. En el medio, la espera de todos los que observan ese espectáculo sin lograr respuestas a sus problemas.
Por eso la movilización del último fin de semana impulsada por productores sirvió también como catalizador de otros actores sociales que aprovecharon la oportunidad para acompañar y sumarse con sus propias dificultades. En los alrededores del Congreso y de la Casa Rosada se vieron tractores, productores, pero también jubilados, maestros y muchos otros que llegaron para manifestarse.
Entre los planteos estaban los temas de los que la población habla a diario pero que por ahora no encuentran eco: una inflación que se aceleró y sigue demoliendo los ingresos aunque ahora de manera más dramática, una presión impositiva que atenta contra la actividad económica y las posibilidades de recuperación, y un rumbo o un plan general que no terminan de concretarse. Por supuesto que los productores plantearon además la falta de financiamiento -o el muy caro disponible-, la quita de los derechos de exportación, la necesidad de políticas claras y duraderas hacia adelante y la resolución de un desdoblamiento cambiario que agrega una cuota más de dificultades en las ecuaciones porque la producción se fija con el dólar oficial y los insumos corren a la par del blue. No faltaron los temas vinculados a la seguridad, la educación y la salud.
Son demasiados temas básicos los que están pendientes de resolución en Argentina que no resisten más pérdidas de tiempo, ni discusiones inconducentes, ni recetas que reiteradamente fracasaron. Es hora de apuntalar y concentrar los esfuerzos y la imaginación en la agenda de la población, que es múltiple y diversa, pero que no tiene puntos de conexión hoy con la que plantean muchos de los actores de la política. Y llamar la atención sobre eso fue el objetivo central del tractorazo.