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Dólar Soja y la muerte de los valores de referencia

¿Cuánto cuesta realmente lo que compramos? ¿Sabemos realmente si lo que se paga por las cosas y los servicios es lo que se debería estar pagando? ¿Cuál es la referencia o el parámetro para medir que un kilo de harina debe costar hoy $300 0 $400 0 $1000?.

Hace rato ya, que en Argentina existe distorsión entre lo que cuestan las cosas y lo que deberían costar, pero, lo ocurrido los últimos días en el mercado cerealero argentino es algo que supera la capacidad de asombro de cualquiera, tal como remite el economista Miguel Bosch: “si hay algo que es un commodity, es el cereal, es decir un producto con precio único, pues bien, en nuestro país ya no hay un precio único en el mercado cerealero, donde los precios por definición deberían ser únicos”.

¿Cómo llegamos a este estado de cosas, con, incluso, cerealeras como ADM y Cargill que son formadoras de precio retirándose de la pizarra de la Bolsa de Cereales de Rosario?, según Miguel Bosch, se trata, entre otras cuestiones, de los efectos del Dólar Soja 1 y 2, y de la falta de visión de un gobierno que no se ocupó de ampliar la oferta de cereal, sino y solamente de adelantar la venta del mismo, únicamente preocupado por conseguir dólares de manera urgente.  “Vamos a intentar redondear la idea, quienes tenían cereales atesorados, a veces por cobertura, para llegar al final del ciclo se vieron tentados por la implementación del dólar soja, con el mensaje de vendeme el cereal antes porque yo necesito los dólares, eso provocó que se anticipe algo que está planificado para dentro de seis meses. En ese momento se inicia la distorsión, cuyo problema de base fue que se trabajó siempre con el mismo stock, la cantidad de toneladas que se cosecharon no se modificó porque no hubo mecanismos de incentivo para ampliar el stock, solamente se cambió el momento en el que se vendió la producción, el gobierno necesitó dólares en un mes que no los iba a tener sin tener en cuenta lo que pasaría después. A partir de ahí se generaron mecanismos perversos de incentivo, porque las agro exportadoras empezaron a decir, a ver, yo te voy a liquidar algo que en una de esas no tengo, que lo voy a comprar en la próxima cosecha, y ahora tengo que salir a comprar esa soja que yo pre-vendí. Y ahora viene lo que todos vemos, una distorsión. No sabemos cuáles son los verdaderos precios”. Porque el productor que vendió su cereal durante el dólar soja lo hizo a un valor muy inferior al que puede conseguir ahora quien acopió y responde a la demanda desesperada de las agro exportadoras que pagan más por un producto que pre vendieron y por el que se necesita responder.

En ese sentido es que Miguel Bosch habla de que los productores que aprovecharon el dólar soja 1 y el 2 se deben estar sintiendo tomados por tontos, “vamos a suponer que hay quienes lo vendieron porque quisieron tener un gesto positivo con el gobierno, bueno, esos hoy se sienten que les tomaron el pelo, se sienten bobos; después está el que dijo voy a aprovechar una oportunidad, también se siente bobo, y también está el que dice voy a ir viendo, también se siente bobo, en definitiva, todos se sienten bobos”, asegura el economista Bosch quien además afirma: “el gobierno en su desesperación generó un mecanismo que no fue positivo, y los resultados están a la vista, y cuál es, según mi apreciación, el principal equívoco, que no se previó ampliar la oferta sino solamente se buscó adelantar la venta”.

Hay un componente fundamental que caracteriza a la producción agropecuaria que parece desconocerse cuando se toman medidas respecto del sector y es que, este tipo de producción, se rige por ciclos y con planificación a largo plazo. Teniendo en cuenta esto, Miguel Bosch, se refiere a la diferencia que hay entre una retención de cereal por especulación y otra que se hace por cobertura hacia la actividad.  “La producción agropecuaria se mueve por ciclos y hay que respetar esos tiempos. Existe una acción de retener un cereal que puede ser entendida como especulación pero que, en la mayoría de los casos es para cubrirse de las vicisitudes propias de la actividad; la acción en los hechos observados es que existe un stock retenido a la venta, no podemos saber cuánto fue especulación porque la intención no se observa; eso es lo que ignoran cuando se toman estas medidas desde la política, que van a ir sobre el especulador pero también sobre el que se busca cubrir para continuar en el ciclo y llegar bien parado a la cosecha. Entonces, bien. Hoy se está atacando ese sistema”, concluye el economista.

Otro punto importante sobre el que Bosch llama a reflexionar tiene que ver con el efecto que este tipo de medidas tiene sobre la posibilidad de crecer en el agregado de valor. “Cuando todo esto se da, se rompen los mecanismos de incentivos para generar integración vertical. Y eso, ¿qué significa? Que deja de ser promisorio dedicarse a industrializar la producción agropecuaria, si conviene vender el cereal para que vamos a invertir en hacer premezcla, de esa manera rompés contra todo eso, porque el gobierno lo que te dice implícitamente es, no inviertas tus recursos en conseguir agregado de valor sino damelos a mí. Esto tiene un nombre en economía y en política económica, que es el efecto de desplazamiento del sector, de las políticas y del sector público, y en este caso está yendo hacia mal, según mi parecer, en este tema que nos toca”.

Lo cierto es que, aún con efectos desconcertantes como es perder los precios de referencia en un mercado cuyo sentido lo dan precisamente dichos precios, con una producción agropecuaria severamente atacada por una sequía devastadora y con una inflación que no da tregua acercándose cada vez más a los tres dígitos y haciendo estragos en los bolsillos y la calidad de vida de la población, los rumores de un Dólar Soja 3 se escuchan cada vez con más fuerza. Para muestra basta un botón decían las abuelas, se ve que al gobierno argentino no le bastan ni uno ni dos sino que insistirá ahora con el tercero, confirmando más el manotazo de ahogado que demostrando decisiones de un escenario seriamente planificado