Fernando Pagliarici es productor agropecuario y vive con su familia en la zona rural a unos treinta kilómetros al suroeste de Río Cuarto. Para Fernando, una vida de calidad, tiene que ver con poder extender la vista y que se pierda en un horizonte inacabable, con que el sonido a trinos de los pájaros sea inaugurado cada amanecer por el cacarear del gallo, hasta que después empiecen a mezclarse con el ladrido de los perros y el mugido de toros, terneros y vacas; y todo eso y más, a pesar de que el internet no sea el ideal, o que los caminos se vuelvan cerrojos cuando llueve o que haya que recordar bien todo lo que hay que comprar cuando se viaja a la ciudad porque no hay un almacén en la esquina que saque de apuros. Fernando y su familia, desde que lo son, hicieron la opción de establecerse y vivir su vida en el campo, al igual que lo hicieron sus padres y antes sus abuelos, y desearían que cada vez las condiciones fueran mejores, para que sus hijos, en el caso que así lo decidan, puedan tomar la misma determinación.
¿Por qué y cómo fue que con tu familia tomaron la decisión de instalarse en el campo?
F.P. Bueno, nosotros venimos de una familia que siempre se radicó en el campo, desde mis abuelos hasta mis padres. Después por cuestiones de educación nos mudamos a la ciudad, terminamos el secundario y la universidad, pero siempre en estrecha relación con la vida rural. Y bueno, cuando yo formé familia con mi señora y mi hijo, la decisión fue asentarnos en la zona rural. La verdad que uno se siente muy cómodo y muy a gusto.
¿Cómo es la vida que ustedes llevan?
F.P. Nosotros estamos aproximadamente unos 30 kilómetros hacia el suroeste de la ciudad de Río Cuarto. La vida rural hoy en día ha cambiado muchísimo, hace veinte o treinta años no había electricidad en los campos, no había acceso al internet, ni muchas de las comodidades con las que hoy contamos. Hoy eso ha cambiado y hace que tengamos prácticamente las mismas tecnologías en el campo que en la ciudad, y eso facilita un poco la vida rural.
¿Qué es lo que falta?
F.P. Yo creo que lo que falta es infraestructura, tanto sea en caminos, como en educación. Se han cerrado muchas escuelas rurales, y eso lleva a la pérdida de las comunidades. Entonces bueno, teniendo esa problemática para brindar una buena educación a los hijos, más la problemática de las infraestructuras en los caminos que hoy nos incomunican por varios días, eso nos lleva a pensarlo dos veces antes de radicarnos en la zona rural.
Acabamos de salir de unos días de mucha lluvia, concentrado en poco tiempo. ¿Qué impacto tuvo tal inclemencia climática?
F.P. Sabemos que cuando las lluvias son abundantes y en corto tiempo, traen muchas consecuencias. Y, como te digo, la ausencia de obras de infraestructura en los caminos rurales
lleva a que se complique cada vez más la situación. Fue muy duro porque en realidad quedás incomunicado por varios días, incluso más de una semana a veces en algunos sitios, teniendo que modificar un montón de actividades, se complican cuestiones laborales y de la producción misma, entonces bueno, la verdad que uno tiene que estar moviéndose para un lado y para el otro, digamos así, y complica bastante la situación.
¿Pensás que si este tipo de problemas estuviera resuelto, habría más personas que harían esa opción?
F.P. Yo creo que va todo medio de la mano. Porque si tuviésemos buenos accesos en cuanto a los caminos, muchos jóvenes buscarían en la vida rural una alternativa de vida, que en realidad es un modo de vida que se lleva muy adentro. Creo que muchos jóvenes volverían a la zona rural.
¿Qué impacto crees que tendría eso en la urbanidad, en el caso de que empezara a suceder?
F.P. El impacto que tendría sería muy positivo porque, como te digo, hoy estamos muy cerca con la urbanidad debido a las tecnologías, pero al tener más gente en la zona rural, eso nos llevaría a tener más relación comercial y productiva, habría mayor desarrollo en los pueblos cercanos y en las ciudades como Río Cuarto, más aún.
¿Se puede vivir en el campo?
F.P. Sí, sí, hay costos que tenés que asumir, por ahí lo de movilidad, tenés que planificar muy bien el abastecimiento de comida, porque bueno, por ahí, como te digo, pasan cosas como lo que nos pasó hace poco con las lluvias y tenés que estar abastecido por varios días, pero sí, la respuesta es que sí se puede.
Y te digo que te despierta mucho el ingenio, te lleva a todos los días pensar, no tenés la facilidad de levantar el teléfono, o de tener el almacén a media cuadra, o de decir, pido un delivery. Pero es lindo, se comparte mucho tiempo en familia, el día a día realmente es muy lindo.
¿Y el día a día de tu hijo?
F.P. La verdad que verlos crecer en el campo, como me he criado yo, no tiene precio, porque lo ves divertirse todo el día, hay muchos que se preguntan, ¿qué haces todo el día en el campo?, no te aburrís, ni te cansás nunca; mi hijo es bastante madrugador y está todo el día a pleno, corriendo con los animales y entretenido todo el tiempo. Uno los ve criarse, crecer, mientras disfrutan muchísimo de la libertad que ofrece el campo, y te gratifica un montón.