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Gestos para imaginar otro futuro para el campo

Si bien los gestos pueden quedar reducidos simplemente a una pose de ocasión, su aparición en medio de un largo desierto al menos permiten imaginar que un tiempo distinto es posible. Es lo que finalmente el sector agropecuario empezó a vivenciar en las últimas semanas cuando algunos de los principales precandidatos a presidente del país se detuvieron al menos unas horas de su larga campaña para destinarle un tiempo a los productores agropecuarios y a las cadenas que son parte del sector para adelantar algo de cómo ven al principal motor productivo de la Argentina, qué piensan de sus problemas y oportunidades, y qué proyectan para transformar en realidad el gran potencial que mantiene la agricultura y la ganadería. Ojalá finalmente todos tengan la oportunidad y el deseo de destinar unas horas a ese mismo fin, no sólo para hablar sobre sus planes, sino especialmente para escuchar lo que viven todos los que cada mañana abren una tranquera pensando en cómo hacer más y mejor su trabajo. Los que a diario toman decisiones y arriesgan, aún cuando el contexto está lejos de ser el más simple para eso. Sin embargo, no hay opciones porque los productores están preparados para producir y es lo que mejor hacen, pese a todo. De allí que siempre surja el contrafáctico: “¿Cuánto más podrían hacer y generar si tuvieran condiciones al menos normales a su alrededor?”
Para eso es necesario que el próximo gobierno decida tener un perfil productivo, centrado en la ampliación de la riqueza y la generación de trabajo genuino. Y para eso, hará falta un giro copernicano.
Es positivo ver que Horacio Rodríguez Larreta y su candidato a vice de Juntos por el Cambio, Gerardo Morales, hayan pasado por la sede de la Sociedad Rural de Río Cuarto para tener un intercambio con los productores allí reunidos. Se llevaron una mirada de lo que piensan y sienten los hombres y mujeres agropecuarios de la zona. Lo hizo esta semana el precandidato de Hacemos por la Argentina, Juan Schiaretti, quien, si bien tiene un mayor pulso por su condición de gobernador de Córdoba y haber compartido en varias ocasiones encuentros con productores y dirigentes de la región, también destinó tiempo para una reunión previa a la presentación de sus propuestas para el sector.
Fueron dos gestos que los productores no pueden dejar de reconocer como positivos en medio de un largo reclamo que se viene cursando al Gobierno nacional para que modifique su visión y especialmente sus políticas agropecuarias. La acumulación de los resultados de estos años deberían ser argumentos más que suficientes para advertir que el camino no es el correcto. Pero irracionalmente el Gobierno persiste en continuar el rumbo.
Amén del tiempo y el intercambio con los precandidatos, lo más relevante parece ser cierta comprensión de los obstáculos a remover: retenciones, de economías regionales primero y de los cereales y oleaginosas después; también de la cadena cárnica, aunque allí se suma un cupo exportador y una traba a 7 cortes que aún perdura. Hoy es necesario poner a la par de las retenciones la enorme brecha cambiaria que hace cada vez más costoso producir. Los productores tienen ingresos atados al tipo de cambio oficial con insumos que cotizan al dólar blue. Con todo eso, después tienen que salir a competir con sus pares de Uruguay, Brasil, Paraguay o Estados Unidos. Simplemente eso permitiría explicar por qué los otros países no dejan de crecer mientras la Argentina tiene a su producción estancada o en caída. El interés de algunos precandidatos vuelve a ilusionar, pero también a comprometerlos para que esta vez el cambio sea real y no quede en la campaña.