Comenzó agosto y con él la cuenta regresiva para la gran fiesta que representa la Exposición de la Sociedad Rural de Río Cuarto, que desde hace mucho tiempo ya es una convocatoria amplia, que trasciende holgadamente a los hombres y mujeres de campo para compartir y disfrutar con los vecinos de la ciudad y la región.
Es que además, cada elemento que ingresa al predio durante los días de la muestra es el resultado del trabajo de todo un año, o más. Desde sofisticados productos, alimentos, maquinarias, hasta animales. Hay que sumar a la lista las artesanías que siempre acompañan como un punto de atracción importante y, desde hace ya varias ediciones, también el escenario con sus convocantes propuestas artísticas.
El predio de la Rural resulta así un lugar en el que durante 5 días se puede ver, tocar y comprobar que a pesar de las grandes dificultades que a diario ofrece el país, muchos hacen muchas cosas por seguir adelante. Y esos ejemplos se multiplican muy cerca de cada uno.
Es cierto que muchas veces da la sensación de que continuar en marcha resulta imposible y se transforma en una cuesta cada vez más empinada. Son muchos los obstáculos que se van acumulando en el trayecto y que requieren de una gran pericia y esfuerzo para poder sortearlos. En ocasiones, hay que sumar una cuota de suerte.
Se sabe, hoy el país transita un momento de dificultades extremas encabezadas por un proceso inflacionario extenso y de gran magnitud. Ambas características provocan agobio, incertidumbre y un constante deterioro de los ingresos para una gran franja de la población que termina sumida debajo de la línea de la pobreza, en un espacio cada vez más numeroso.
Los múltiples tipos de cambio y la brecha existentes son también un problema severo para quienes producen e intentan llegar desde distintos puntos del país a mercados mundiales. Hoy, carecen de incentivos para hacerlo. Hay que sumar los múltiples desequilibrios en la economía y la multiplicidad de parches que se fueron colocando para no abordar las soluciones estructurales que desde hace tiempo el país requiere. Para evitar costos políticos, hoy se pagan costos de todo tipo.
Claro que en la raíz hay un Estado desorganizado que gasta mucho y mal, pero especialmente gasta más de lo que tiene. Eso naturalmente que es el motor de todos los demás desajustes, algo que felizmente comenzó a ganar consenso. El Estado no puede tener sistemáticamente un desequilibrio en sus cuentas, porque termina provocando un perjuicio de gran magnitud a toda la sociedad.
Y gasta mal porque nadie hoy podría demostrar que los servicios que presta el Estado son mejores a los que había décadas atrás en materia de educación, salud y seguridad, por mencionar tres centrales.
Pero este estado de cosas y el empuje que exhibe todos los años la muestra ruralista funcionan como un poderoso contraste para advertir que pese a todo hay muchos que siguen para adelante al tiempo que permite imaginar lo que podrían hacer si todos esos obstáculos comenzaran a quitarse del camino. Qué tan rápida podría ser la marcha de recuperación con una hoja de ruta y un plan que comience a ordenar el desaguisado actual. Es lo que una vez más se intentará exponer a partir del 30 y hasta el 3 de septiembre: productores bovinos, porcinos, ovinos, industrias de la maquinaria agrícola, empresas de servicios, estarán presentes en un predio repleto de ejemplos de perseverancia, creatividad y esfuerzo. Expresando que con reglas claras y un horizonte más despejado, tienen mucho más para ofrecer.
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