Hablamos de respeto por las tradiciones, apego a los valores de familia, admiraci\u00f3n por nuestros abuelos, cultura de trabajo y b\u00fasqueda de progreso y autosuperaci\u00f3n.<\/p>\n
Hablamos de ausencia de temor al sacrificio, defensa y amor por la tierra, profundo y verdadero cuidado del medio ambiente.<\/p>\n
Hablamos, de maquinaria de \u00faltima generaci\u00f3n y de hombres de a caballo, de jornadas laborales que comienzan antes de la salida del sol y terminan mucho despu\u00e9s del ocaso, apoyadas ahora por tecnolog\u00eda satelital que nos permite guiarnos adonde antes s\u00f3lo ve\u00edamos oscuridad o penumbra. La ruralidad a pleno.<\/p>\n
Pero \u00bfDe qu\u00e9 m\u00e1s hablamos cuando hablamos del campo? La Escuela de Negocios de la Universidad Austral nos ayuda a encontrar una respuesta.<\/p>\n
Hablamos de treinta y nueve millones de hect\u00e1reas sembradas con diecis\u00e9is cultivos diferentes. Treinta y una cadenas agroalimentarias que son las responsables\u00a0 del 55% de las divisas que entran al pa\u00eds, cifra \u00e9sta cuatro veces superior a la del sector automotriz, su inmediato seguidor, pero con la salvedad de que el agroalimentario es el \u00fanico actor productivo capaz de proveer divisas genuinas, superavitarias, con saldo positivo de balanza comercial, es decir que produce para el pa\u00eds m\u00e1s d\u00f3lares de los que demanda, constituy\u00e9ndose adem\u00e1s en el responsable del empleo de m\u00e1s del 30% de los trabajadores argentinos.<\/p>\n
Hablamos de d\u00edas completos de trabajo con turnos rotativos que posibilitan el\u00a0 descanso que el cuerpo necesita y que contemplan las leyes que protegen a los trabajadores, pilares insustituibles de un andamiaje social que sabe de rondas de mate y tortillas en patios o galer\u00edas, silenciosas estructuras edilicias que fueron testigos del\u00a0 trajinar que forj\u00f3 nuestra patria en tiempos que parecen lejanos para quienes habitan las ciudades pero que son reivindicados d\u00eda a d\u00eda por aquellos que\u00a0 cuidan, defienden y trabajan la tierra para producir alimentos y energ\u00eda para nuestro pa\u00eds y el mundo. Las herramientas ya no son la lanza o el fusil, \u00fatiles en tiempos de la independencia, sino sembradoras, fertilizadoras, cosechadoras, bovinos de razas sint\u00e9ticas, tecnolog\u00eda de reproducci\u00f3n, ingenier\u00eda gen\u00e9tica, tom\u00f3grafos, agricultura de precisi\u00f3n, rob\u00f3tica aplicada a la producci\u00f3n, cultivos transg\u00e9nicos, trasplantes embrionarios, banderilleros satelitales, corrales, casillas de operar, drones y una lista interminable de avances tecnol\u00f3gicos que parecen salidos de una pel\u00edcula de ciencia ficci\u00f3n para cualquier observador desprevenido.<\/p>\n
Hablamos de pura ciencia del conocimiento puesta al servicio de la producci\u00f3n sustentable.<\/p>\n
Hablamos de hombres y mujeres que llevamos adelante nuestro trabajo no s\u00f3lo sin subsidios, apoyos ni promociones del gobierno de turno, sino con retenciones a las exportaciones y soportando sobre nuestras espaldas todo el peso de un Estado que nos asfixia con impuestos distorsivos y confiscatorios sin contemplar la ocurrencia de fen\u00f3menos clim\u00e1ticos extremos que desencadenan sequ\u00edas o inundaciones\u00a0 que ponen punto final al sacrificio de innumerable cantidad de productores que quedan definitivamente al costado del camino. Otros logran reponerse para continuar con su labor productiva, pero solos, sin ninguna asistencia. El Estado est\u00e1 ah\u00ed, encima nuestro, no para protegernos, no para acompa\u00f1arnos, sino para expoliarnos.<\/p>\n
Podemos quejarnos y sentarnos a esperar el cambio de las reglas de juego. Elegimos el camino de la propuesta y la superaci\u00f3n frente a la adversidad. El mundo nos admira por ello y nos observa para tratar de imitarnos.<\/p>\n
Las viejas dicotom\u00edas rural\/urbano, campo\/industria pierden sentido frente a los vertiginosos cambios del campo. Nos necesitamos mutuamente, nos complementamos. Pero ciencia y conocimiento a\u00fan deben enfrentarse al fundamentalismo de ideolog\u00edas que no conciben el progreso sustentable.<\/p>\n
Hoy podemos mostrar con orgullo planteos de econom\u00eda circular y proyectos bioenerg\u00e9ticos ligados al aprovechamiento de los residuos generados en las actividades productivas cotidianas, biomateriales para construir desde cepillos de dientes hasta viviendas, productos qu\u00edmicos, medicinales y muchos otros, bioetanol de ma\u00edz y ca\u00f1a de az\u00facar, para cortar naftas, hasta biodi\u00e9sel de soja, para cortar gasoil. Desde biomasa residual de forestaciones o cultivos (c\u00edtricos, arroz, man\u00ed) hasta biog\u00e1s de criaderos o frigor\u00edficos.<\/p>\n
Claramente el campo argentino es mucho, pero mucho m\u00e1s que soja.<\/p>\n
La matriz productiva agropecuaria evolucion\u00f3 dram\u00e1ticamente, tanto, que la opini\u00f3n p\u00fablica y buena parte de la dirigencia pol\u00edtica no han logrado adecuarse a esos cambios y contin\u00faan, a\u00fan hoy, atacando fantasmas del pasado.<\/p>\n
Fieles trabajadores de la tierra, bregamos por sepultar las imposiciones dogm\u00e1ticas y los fanatismos ideol\u00f3gicos para ayudar a que logren prevalecer los enunciados y preceptos de la ciencia y el conocimiento aplicado a la tecnolog\u00eda, sin grietas ni fundamentalismos. Para que las leyes, normas y ordenanzas que autorizan o proh\u00edben determinadas actividades surjan de debates t\u00e9cnicos y de la construcci\u00f3n de consensos, no del capricho de alg\u00fan dirigente pol\u00edtico influenciado por alguna minor\u00eda ideologizada o con oscuros e inconfesados intereses particulares.<\/p>\n
Sepamos entonces que al menos de esto hablamos cuando hablamos de campo.<\/p>\n