El grupo de economistas cercano al Gobierno la ubica entre 20 y 23% anual
“Por la magnitud adquirida los últimos años, la inflación ha vuelto a instalarse como una cuestión central entre las preocupaciones sociales y exige la adopción de políticas eficaces para su morigeración y control.” La frase no proviene, como podría parecer, de un informe de alguna consultora privada, sino de un documento firmado por Plan Fénix, el grupo de economistas heterodoxos cercanos al Gobierno.
El documento titulado “La cuestión inflacionaria en la Argentina” va más allá y reconoce que “las cifras que ofrece el Indec han perdido credibilidad”, lo que hace difícil “determinar cuál ha sido el ritmo real de incremento de precios que ha tenido lugar en la Argentina durante los últimos años”. En este sentido, Plan Fénix menciona que la inflación actual estaría entre el 20 y el 23% anual. La primera cifra corresponde a “la evolución del índice de precios implícitos del PBI”, y la segunda, al promedio de las estimaciones de siete institutos estadísticos provinciales.
“Además de los conocidos impactos que todo proceso de este tipo tiene sobre los perceptores de ingresos fijos -como es principalmente el caso de los trabajadores asalariados-, la inflación estrecha el horizonte de decisión de las personas y empresas, desestimulando la toma de riesgos a plazos largos. Asimismo, existen concretas preocupaciones por el retraso que la inflación tiende a generar en el tipo de cambio real y en los niveles reales de tarifas de servicios públicos”, destaca el documento de Plan Fénix, entre cuyos miembros está la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, es decir, la persona que debería resguardar el valor de la moneda.
Para el grupo de economistas, sin embargo, el Gobierno parece tener poca responsabilidad en el proceso inflacionario. Según el documento, las presiones sobre los precios responden, entre otros factores, al “incremento de los precios relativos de alimentos, energía y otros insumos en el mercado mundial”, a “las deficiencias en la tasa de formación de capital” y a las “inequidades persistentes en el sistema tributario”. El documento también menciona que la puja distributiva tiende a provocar subas en los precios y destaca el grado de concentración de la economía argentina, “donde las ventas de las primeras 1000 empresas representan más del 70% del PBI”.
Otros analistas no coinciden. Mariano Lamothe, de abeceb.com, mencionó que el encarecimiento de las commodities tuvo un mayor impacto en otros países. Y agregó: “No creo que sólo la Argentina y Venezuela tengan una estructura de poder tan fuerte para generar esa suba de precios”. Para Lamothe, la puja distributiva que menciona el Plan Fénix “ha sido acompañada por políticas monetarias y fiscales expansivas”.
También Víctor Beker, ex miembro de este grupo y ex director de Estadísticas Económicas del Indec, destacó el peso de las políticas expansivas. “La principal causa de la inflación es la emisión, que hace crecer la base monetaria al 40% anual. La diferencia entre esa tasa y el crecimiento del PBI va a mayores precios”, dijo.
Por su parte, el director de Elypsis, Eduardo Levy Yeyati, dijo que la alta concentración productiva, la estructura tributaria y la suba de las commodities pueden haber provocado un nivel más alto de los precios, pero no que sigan subiendo. Y sobre la puja distributiva, añadió: “Sin parámetros de inflación confiables, la gente adapta sus expectativas a la inflación pasada. Además, la gente tiende a sobreestimar la suba de precios.”.
Por José Hidalgo Pallares | LA NACION