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Es imperioso un plan estratégico para prevenir o mitigar los incendios

Columna de espacio institucional de la Sociedad Rural de Río Cuarto publicada este viernes en el suplemento Tranquera Abierta de Diario Puntal.

 

La imagen desoladora que ofrecen los bosques y campos devorados por el fuego se repite todos los años. Y en épocas de sequía extrema -como en 2009 y este año- se agrava el escenario. Mientras la solidaridad con los damnificados se pone de manifiesto y los Bomberos Voluntarios realizan una titánica tarea, es imperioso comenzar a trabajar en un plan estratégico para prevenir o mitigar los incendios.

El siniestro en las Sierras del Sur, ubicadas en nuestro departamento, ya es el mayor de este año en la provincia de Córdoba, afectando a numerosos productores.

El Instituto Gulich, que depende de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y de la Universidad Nacional de Córdoba, reveló que las imágenes satelitales muestran que al 1º de octubre ya se habían quemado en esta zona 57.356 hectáreas cuando los focos aún no se habían controlado totalmente.

En los últimos 15 años el fuego consumió alrededor de 1.070.000 hectáreas en la provincia de Córdoba. Para tener una dimensión de la magnitud, se puede decir que esa superficie es exactamente lo que representa el área sembrada con soja y maíz en el departamento Río Cuarto durante una campaña agrícola (1.065.000 hectáreas según los datos oficiales del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Provincia de Córdoba en el ciclo 2018-19).

Hay que destacar además que el departamento Río Cuarto ocupa el 11 por ciento del territorio provincial y es el de mayor extensión.

La situación es muy grave desde el punto de vista ambiental y productivo, con miles de hectáreas de bosques y campos devastados y la mortandad de muchísimos animales.

Este panorama aciago, más palpable aún con las imágenes televisivas, motivó una red solidaria para ayudar a los damnificados. De hecho, la Sociedad Rural de Río Cuarto organizó una campaña de donaciones de productores y la comunidad en general para atender la alimentación de los animales y otros tipos de asistencias.

Decenas de transportistas pusieron desinteresadamente a disposición sus unidades para trasladar rollos, maíz y alimentos a las localidades de Alpa Corral, Achiras, Río de los Sauces, El Chacay y Las Albahacas, cuyas autoridades tienen a su cargo la distribución entre los afectados.

La acción de los Bomberos es conmovedora y la comunidad demuestra una vez más su solidaridad en situaciones extremas.

Pero es obligación de los gobernantes diseñar un plan de acción para evitar que este flagelo se siga replicando o al menos mitigar los efectos del fuego.

Por eso, se considera imperioso trabajar en un plan estratégico que incluya a todos los sectores involucrados, para establecer una cuadrícula –principalmente en las sierras- para hacer cortafuego y que los Bomberos capaciten a los productores para saber cómo actuar ante un incendio. También se debe restablecer el plan de quemas programadas y las pulverizaciones.

Se debe hacer notar, además, que no existe una ley que deje trabajar a los aviones pulverizadores para apagar los focos de incendio, los cuales podrían ofrecer una invalorable ayuda.

Es loable la solidaridad, la asistencia y los beneficios impositivos y crediticios para los damnificados, pero más importante aún es trabajar ya mismo para prevenir la sucesión de estos episodios.