Por primera vez desde la muerte de Kirchner, recoge más opiniones negativas que positivas. Y casi seis de cada diez desaprueban su gestión…
En setiembre de 2011, a un suspiro de las elecciones presidenciales, Cristina Fernández de Kirchner parecía tocar el cielo con las manos. Su imagen positiva alcanzaba picos altísimos –los más elevados desde su asunción– y el costado negativo era muy bajo. Desde entonces, su popularidad no ha parado de caer, aunque nunca su imagen positiva se había cruzado con la negativa. Hasta hoy.
Por primera vez desde la muerte de Néstor Kirchner, la Presidenta acumula más rechazos que adhesiones.
En agosto, la imagen buena disminuyó a 30% con respecto a julio y la mala trepó al 39,3% . Un 25% consideró que su imagen es regular.
En términos más técnicos, el diferencial de imagen (la diferencia entre la imagen buena y la mala) le otorga un -9,3% a la Presidenta. Los números son de la consultora Management & Fit, para la que no se veía un escenario de estas características desde el 2008 , cuando el oficialismo encaró el proyecto por las retenciones móviles al agro.
El trabajo al que tuvo acceso Clarín fue realizado entre el 11 y el 21 de este mes y se procesaron 2,259 entrevistas, telefónicas y presenciales, en la Ciudad de Buenos Aires, el centro del país, el NOA, NEA, Cuyo y Sur. El relevamiento no sólo exhibe la caída personal de Cristina. La aprobación de la actual gestión del Gobierno también arroja números preocupantes para el kirchnerismo.
Casi el 60% de los consultados desaprueba el rumbo político contra algo más del 35% que le otorga su apoyo.
Las fuerzas opositoras a la Casa Rosada, sin embargo, no tienen mucho para celebrar. Casi nada, en rigor. El muestreo refleja una disconformidad general con la dirigencia. Como si hubiera una suerte de hastío, no hay dirigentes que crezcan en espejo a la caída del Gobierno.
La aprobación de las gestiones provinciales también disminuyen con respecto a los primeros meses pos elecciones. Un dato: según Management & Fit, más del 50% de los porteños desaprueba la administración de Mauricio Macri, pese a que el jefe de Gobierno es visualizado como el principal referente opositor ¿Por qué cae Cristina? “Por una suma de factores. A la Presidenta le efecta la pelea con las provincias. Si bien los conflictos repercuten en los gobernadores, la peor parte se la lleva el Gobierno porque la gente observa que todas las decisiones son de la Presidenta. Se ve un gobierno centralizado”, sostiene la directora de la consultora, Mariel Fornoni.
Pese a que la inseguridad, por lejos, lidera el ránking de las preocupaciones, Fornoni hace hincapié en que hay que bucear en los conflictos entre la Nación y las provincias para poder tener una idea más amplia de por qué Cristina acaba de cruzar la barrera que separa la buena imagen de la mala. “La gente siente que la envergadura que toman los conflictos tiene que ver con la próxima elección y no con el conflicto en sí mismo. Por ejemplo, el subte se hubiera arreglado si no estaba la guerra de Macri y Cristina en el medio.
Lo mismo en la Provincia. El aguinaldo pudo haberse pagado en tiempo y forma. Eso es lo que ve la gente y siente que la toman de rehén”, razona la directora de M&F.
Si fuera por este muestreo, hecho por una consultora habitualmente contratada por distintos gobiernos provinciales (ningún encuestador cercano a la Casa Rosada tiene mediciones que le otorguen a Cristina mayor imagen negativa), el plan reeleccionista hoy no tendría sustento en la sociedad. “Si usted pudiera decidir, ¿qué haría con el Gobierno de Cristina Fernández?”, fue una de las preguntas. Daba dos opciones para contestar.
Lo cambiaría, el 71,1% de los consultados; lo reelegiría, el 23,9%.
En noviembre de 2010, ante la misma cuestión , las cifras eran otras: el 44,1% apoyaba la reelección contra el 43,7% que se oponía.
El desgaste social también perjudica a los opositores. Hay una cifra durísima para quienes corren la carrera por la sucesión de Cristina: casi el 70 % de los consultados desaprueba el rol de los espacios antikirchneristas. Los números permiten ver una situación similar a la previa de las legislativas de 2009. Como hace tres años, la mayoría dice que “seguramente votaría por la oposición” o se siente “más próximo”, cuando se le pregunta por el voto que definirá la futura conformación del Congreso.
CLARIN