En la zona de Bengolea, en el centro sur provincial, hay productores aislados y tambos que tiran leche porque no pueden sacarla debido al mal estado de los caminos; llovieron 150 milímetros en una semana
CÓRDOBA.- El sudeste de esta provincia, desde Huinca Renancó (en el departamento General Roca) hacia la zona pampeana de Realicó, está nuevamente muy complicada por el agua. En octubre hay localidades que ya suman lluvias por 400 milímetros, imposible de absorber por los suelos. La falta de piso está demorando la siembra de cultivos de verano y los productores se concentran en mover los animales a lugares más altos.
Gustavo Veiner, de la delegación de Huinca Renancó de la Federación Agraria, explicó a La Nación que la zona afectada por los anegamientos abarca unos 30 kilómetros de ancho por 110 kilómetros de largo. Es un área agrícola ganadera con unas 110.000 hectáreas de siembra y la de mayor producción de carne de Córdoba.
Marcela Genero, de la agencia Inta de Huinca Renancó, señaló a este diario que por el granizo se perdieron cultivos de avena, centeno y el primer corte de alfalfa mientras que la “falta de piso” determinará problemas -todavía no cuantificados- para todos los cultivos de verano.
Respecto de los animales, apunta que “se van acomodando como pueden en las partes más altas, pero en los encierres, aguadas y comedores hay mucha agua”.
En el departamento Juárez Celman, en el centro sur provincial, es crítico lo que viven productores y vecinos de Bengolea y Ucacha, aunque el agua comenzó a bajar ayer, que no llovió. El temporal agudizó los problemas que quedaron de las inundaciones de enero pasado, que también afectaron la región.
Los intendentes de las dos localidades gestionan ante Recursos Hídricos de la Provincia ayuda para encarar un plan de obras y evitar que se reiteren estas inundaciones. En los últimos días, debieron tirarse miles de litros de leche debido a que no podían sacarse de los campos y hay medio centenar de tamberos prácticamente aislados.
Fernando Lagos, productor de la zona, describió que el panorama está “igual o peor” que en febrero. “Venimos castigados desde hace un par de años y en una semana cayeron 150 milímetros, los caminos están destruidos y los campos inundados, no hay por dónde moverse”, dijo.
Desde el Inta de Ucacha, Marcelo Guendulain ratificó: “Estamos dos veces peor que a comienzos de año porque ya no hay vías alternativas, no se puede sacar la producción ni entrar alimentos. Y en los campos hay personas; es terrible”.
Estimó en unas 200.000 las hectáreas afectadas en la zona y apuntó que el agua “sigue corriendo hacia el este, hacia Chazón. Vino para quedarse y recién estamos al comienzo de la temporada de lluvias, lo que hace prever que se agravará”.
En esa región tres lagunas “reventaron” después de las últimas lluvias y los caminos se convirtieron en ríos, anegando campos y tramos alternativos. En algunas zonas más bajas las vacas quedaron “nadando” porque no las alcanzaron a sacar.
Gabriela Origlia LA NACION