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Se viene un año de elecciones, que el clima nos acompañe

Concluye 2018. Año de sentimientos encontrados, de avances y repliegues, de marchas y contramarchas, de errores y aciertos, de enfrentamientos estériles y encuentros promisorios. Año de fuertes contrastes, de sequía – La más terrible del último medio siglo – así como de devastadores temporales. Año en el que el clima pareció ensañarse con nuestro país y sus productores. Año poco propicio para la cicatrización de viejas heridas políticas y sociales. Año del nacimiento de la Fundación Instituto de Investigación de la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias Regional Córdoba, semilla de unidad gremial que ilusiona con trascender los límites provinciales.

Momento oportuno para la crítica desesperanzada frente a metas no alcanzadas, a promesas no cumplidas, a retrocesos impensados que coquetean la traición de las ideas y concluyen en los habituales aumentos impositivos que golpean sobremanera al interior del interior de nuestra Argentina.

Frente a cualquier intento de balance, siempre parece más sencillo poner en relieve las frustraciones y las desilusiones antes que correr el riesgo de dejarse impresionar por las magras conquistas, tentadora mala costumbre tan arraigada en nuestra propia identidad.

Pero al hombre de campo siempre lo empuja la fuerza arrolladora del optimismo. Aquel que deposita una semilla en el suelo o implanta un embrión en busca de un vientre de alta producción, invierte su trabajo, su capital, su conocimiento y su esfuerzo aplicando la mejor tecnología de la que dispone para la producción de alimentos y energía, al tiempo que preserva el medioambiente y cuida la salud de la población, y lo hace en una clara apuesta a la esperanza. Nadie busca sembrar fracasos ni fertilizar frustraciones. Mucho menos abrevar en utopías estériles.

El productor agropecuario, a menudo obligado a actuar con porfía frente a climas hostiles y políticas equivocadas, siempre se juega por el éxito y la superación.

Por eso, desde el campo, en este nuevo año, sin renunciar a nuestros reclamos ni silenciar nuestras propuestas, apostamos a ser otra vez el motor del crecimiento y desarrollo que ponga de pie, una vez más, a toda la Argentina.

Porque podemos hacerlo, porque sabemos cómo hacerlo, porque lo hicimos otras veces y porque para nuestra patria, herida por un índice de pobreza absolutamente inmoral, resulta sencillamente imprescindible que seamos capaces de volver a hacerlo.

¡Feliz 2019 para todos! ¡Año de elecciones… que el clima nos acompañe!

GABRIEL DE RAEDEMAEKER. PRESIDENTE DE CARTEZ