Con la excepción de Brasil y Paraguay, la economía argentina será la que crecerá menos en Latinoamérica durante este año. Un informe de la CEPAL difundido la semana pasada proyecta para el país un raquítico 2% de incremento en el PBI.
Con la excepción de Brasil y Paraguay, la economía argentina será la que crecerá menos en Latinoamérica durante este año. Un informe de la CEPAL difundido la semana pasada proyecta para el país un raquítico 2% de incremento en el PBI.
Se trata de un verdadero desplome respecto de tasas del 9,2 y 8,9% alcanzadas por el país en 2010 y 2011 respectivamente y las opiniones sobre los motivos están divididas. La explicación oficial apunta al impacto de la crisis internacional sobre la economía interna. Pero otros países de la región, con tanta o mayor exposición al comercio internacional que la Argentina, crecieron más del doble en el mismo período, muestran las cifras de la CEPAL.
Entonces, ¿qué es lo que explica esta trayectoria? Algunos analistas lo han comenzado a llamar el “efecto Moreno”. El derrumbe del 17% en las importaciones en agosto es un ejemplo del tipo de políticas favorecidas por el poderoso secretario de Comercio Interior para preservar el superávit de la balanza comercial.
Las restricciones a las compras de dólares, que cumplen un año este mes, y la pesificación a marcha forzada también están mostrando sus resultados. Una de las principales víctimas es la compraventa de propiedades en Buenos Aires, que colapsó 35% en agosto en comparación con el mismo mes de 2011.
Se trata de la novena caída consecutiva desde diciembre y la segunda peor marca en 14 años. Previsiblemente, este bajón tiene un correlato en materia de empleo. En el segundo trimestre, la actividad inmobiliaria sacrificó 20.000 puestos de trabajo, según cifras oficiales.
Es improbable que las decisiones de un solo individuo puedan causar tanto daño. Más bien, podría decirse que el “efecto Moreno” forma parte de un fenómeno más amplio al que los economistas describen como las inconsistencias de la política económica.
Según el prestigioso economista Roberto Frenkel, el principal problema es la forma en la que se conduce la economía. “Creo que hay una gran inconsistencia en la política económica y, por supuesto, en la gestión”, dice uno de los diseñadores del plan Austral.
“Las autoridades han estado concentradas exclusivamente en una perspectiva cortoplacista, generando medidas descoordinadas e inconsistentes entre sí”, coincide Martín Redrado, ex presidente del Banco Central entre septiembre de 2004 y enero de 2010.
Este contexto está generando crecientes dificultades para los creadores de empresas, los emprendedores. “Surgen proyectos de mucho potencial, pero terminan instalándose en lugares con condiciones más amigables, donde las
reglas de juego son claras”, observa Silvia Torres Carbonell, directora del Centro de Entrepreneurship del IAE.
El boom del emprendedorismo en la última década ha sido uno de los fenómenos que posiblemente más contribuyó al crecimiento de la economía y la creación de empleo. Pero se trata de un auge que se ha materializado a pesar de la política económica.
Dice un empresario: “Los cambios de contexto económico, los reglamentos, los dólares, las trabas a las importaciones, a las exportaciones: las reglas cambian todo el tiempo y hay que tener una cintura rápida y flexible para sobrevivir”.
Por Pablo Maas – CLARIN