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En el sur cordobés, la presión de la napa no cede y los caminos siguen inundados

“La situación es complicada”, aseguró un productor. Advierten que se avecina un período de lluvias y el panorama recrudecerá. En cuanto a las obras prometidas en mayo por la Provincia, están demoradas

Serrano, Melo, Laboulaye.- El sur cordobés sigue conviviendo con la inundación, y ante el inicio de la temporada de lluvias, los productores y vecinos de esta región temen perder lo poco que queda en sus tierras productivas.

El principal inconveniente sigue siendo la falta de caminos rurales. Es que la napa no baja, y los trazados se han convertido en verdaderos lodazales. Así también en lotes de campos donde anteriormente el paisaje mostraba vacas y caballos, hoy se observan desde garzas, patos y hasta alguna cigüeña que encuentra aquí su nuevo hábitat.

Los productores rurales admiten que el panorama sigue siendo complicado. “Las napas no bajan. Los bajos están con agua y las lluvias se avecinan, por lo tanto el panorama es incierto. Lo más complicado es la red vial de tierra que está destruida. No hay caminos. Ante una lluvia todo va a empeorar”, advierte José Zoppi, un activo productor rural de Laboulaye que conoce cada rincón del sur-sur provincial.

De las obras anunciadas por la Provincia en mayo pasado, poco se ha avanzado. “No hay nada terminado. la situación sigue siendo la misma con el perdón del clima, que nos da tregua”. Zoppi dijo que desde Prascor se mantienen en permanente contactos con técnicos de la Provincia, pero las obras no se ejecutan en los tiempos previstos.

A la vera de la ruta 4 se observan amplias superficies anegadas y, producto de estos excedentes, se dificulta de manera notable la labor de los camioneros para ingresar a los campos a sacar la cosecha gruesa que en los bolsones situados en regiones más altas, se trata de salvar.

Sin embargo, en las banquinas de este camino la masa hídrica sigue escurriendo en dirección a las regiones de Buchardo, quizás el mayor depositario de aguas de toda la región.

“Es casi imposible poder detenerse con el camión. No hay banquinas ni tampoco caminos rurales en buen estado”, expuso Jorge Ferreyra, un camionero santafesino.

Las regiones de Salguero, Melo y Serrano presentan miles de hectáreas anegadas.

Los productores admiten que son las napas hoy el gran problema. Las lagunas en superficie no logran a evaporar ni escurrir ya que surgen manantiales subterráneos.

Para llegar a los campos se debe recurrir a vecinos que permitan el paso por sus tierras, o bien aventurarse a la tarea de entrar con tractores que provocan profundas huellas que profundizan el deterioro de los caminos.

 

Pero el problema de la inundación no sólo se circunscribe a los daños y pérdidas en la zona rural, sino que también impacta en los pueblos donde las economías están a punto de quebrar. Más aún: hay obras de infraestructura sobre las cuales no se puede avanzar debido a que se necesita abrir zanjas para colocar caños, pero el agua subterránea lo impide.

Eso es lo que ocurre en Serrano, donde la obra de cloacas se ve demorada justamente por el alto nivel de la napa. Así lo confirmó el intendente Gabriel Rodríguez Martina, quien dijo que el agua es el principal problema para avanzar en esta obra. Y aseguró que es imposible utilizar bombas para descomprimir la napa, por sus altos costos. A sólo mil quinientos metros de este pueblo, una gran laguna amenaza con complicar aun más la inundación.

“Acá se ejerce mucha presión subterránea. El ascenso supera los diez metros en dos años. Antes teníamos el agua a doce o trece metros y ahora está a solamente uno de la superficie, principalmente en las regiones más bajas.

Las lagunas siguen en marcado tránsito al oeste de Serrano en dirección a Buchardo y la preocupación crece ante el inicio de la temporada alta de lluvias.

 

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