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De la infraestructura al personal: una radiografía de los tambos argentinos

En los tambos se estima un equipo de trabajo promedio de 4,3 personas

CÓRDOBA.- La lechería de la pampa húmeda cerró el ejercicio 2016/2017 con peores resultados productivos que el bienio anterior, fundamentalmente por las inundaciones registradas en ese período. Más allá de la coyuntura, hay factores que se pueden gestionar para mejorar la competitividad, esto es aumentar la profesionalidad en el manejo empresarial de los tambos, la infraestructura de ordeñe que condiciona el bienestar animal y del trabajador e incrementar las prácticas de nutrición del suelo, los controles productivos, reproductivos y sanitarios.

Esas conclusiones se desprenden de la encuesta realizada por el INTA a 190 productores tamberos de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos. En 2016 y 2017, el 60% de los tambos analizados sufrió el impacto de anegamientos e inundaciones. Un 40% estuvo aislado (el 23% más de cinco días) y el 3% debió cerrar por un tiempo. De las unidades afectadas, la pérdida media de pasturas fue de 43%, mientras que 46% registró disminución en la producción diaria de leche (de 2258 litros a 1323 litros por jornada).

Tomando como punto de referencia los 125 tambos que integraron la muestra 2014/2015 de Inta, se registró una tasa de cierre de 6,4% (ocho tambos). Por efecto de la combinación de problemas climáticos y económicos cerraron cuatro; dos lo hicieron por cambio de actividad, y los otros dos por problemas personales de sus dueños.

Seis de cada diez tambos encuestados son unipersonales. Los otros tipos societarios representan 33%. La mayoría son administrados por personas de 58 años promedio, con un nivel de capacitación variada (32% estudios primarios; 36% secundario y el resto, universitario). El 66% de los productores obtiene ingresos únicamente de la actividad agropecuaria y la mayoría reside preferentemente en la ciudad. Sólo en Entre Ríos hay más viviendo en el medio rural.

El tamaño promedio del establecimiento fue de 207 hectáreas (210 en 2014-2015), que se destinan principalmente a producir alimentos para las vacas del tambo. En el 53% de los casos las tierras son propias.

El rodeo de vacas adultas fue en promedio de 180, con la raza Holando como dominante (78%). La mayoría de los tambos cuenta con instalaciones de ordeñe con fosa con un promedio de nueve bajadas. El tambo con brete a la par se redujo al 18% de los casos respecto al 21% registrado en 2012-2013.

Infraestructura

En el 60% de los casos, la antigüedad de la infraestructura supera o está próxima a cumplir su vida útil: el 12% tiene tinglados construidos hace más de 30 años y el otro 48% promedia los 20 años. El resto de los tambos corresponde a instalaciones que fueron renovadas, ampliadas o construidas en la última década.

 

El 91% de los corrales de espera son de piso de hormigón y cerca de la mitad cuenta con sombra (57% incorporadas en los últimos cinco años); los ventiladores y aspersores son poco frecuentes (8%). La mitad de las máquinas de ordeñe tiene entre 15 y 30 años, superando su período de amortización.

El volumen de enfriado de la leche está en el orden de 6200 litros, en tanques de muy variada antigüedad. Sólo el 21% es menor a cinco años, mientras el 41% registra entre 15 y 30 años. Hay electrificación trifásica en el 62% de los establecimientos.

En general, los establecimientos están próximos a cumplir su vida útil En general, los establecimientos están próximos a cumplir su vida útil

En el 75% de los tambos, los efluentes generados durante el ordeñe y la limpieza de instalaciones se derivan a lagunas ubicadas a una distancia media de 60 metros. El 11% utiliza cámaras y el 14% no realiza ningún tipo de manejo. En el 40% de los casos, los efluentes conservados no son utilizados con fines agronómicos. El 35% los emplea sin separar y el 26% tiene estercolera.

Equipo de trabajo

El equipo de trabajo se integra, en promedio, por 4,3 personas, sin variaciones importantes respecto a los últimos años. En base a las respuestas de tiempo insumido por tarea, se estima una dotación promedio de 1,6 para ordeñe y limpieza de instalaciones mientras que el resto es para manejo del rodeo y administración.

En el 16% de los tambos el ordeñe lo hace el productor (aumenta a 40% en los de menos de 100 animales). La evaluación de los productores respecto al nivel de capacitación del personal fue relativamente favorable: para el 51% es adecuada.

El informe de INTA subraya que es “bajo” el número de establecimientos con planes y/o protocolos por escrito de tareas operativas, así como la de los que realizan planificación por escrito de los trabajos. El 79% de las empresas contó con asesor particular (permanente o eventual); el 38% adhiere a grupos técnicos como cooperativas, CREA o Cambio Rural.

Tierras

En los tambos, las praderas ocuparon el 46% de la superficie efectiva y los cultivos para silajes y grano el 20%. La pradera más difundida fue la alfalfa pura, implantada por el 71%; las consociadas con alfalfa fueron utilizadas por el 44%.

Aproximadamente dos tercios de los establecimientos realizaron inseminación artificial (60% en todo el rodeo y 40% de manera parcial), práctica que se redujo respecto a lo registrado en 2014-2015 (70%).

La conversión del alimento en leche para toda la muestra se estimó en 1,07 kilos MS/litro de leche, dieta compuesta por un 45% de pasturas y heno, 26% de silaje y el resto concentrados. El aprovechamiento de las pasturas y verdeos para pastoreo por parte de las vacas en ordeño fue de 5640 kg MS/ha.

Gabriela Origlia LA NACIÓN