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Políticas bien intencionadas que necesitan un reajuste

De manera frecuente se escucha en el ámbito agropecuario nacional poner a Córdoba como un mojón de referencia en las políticas para el desarrollo productivo, muchas de ellas consensuadas entre sector público y privado. Esto último es, desde hace muchos años, una característica distintiva que aflora con mayor fuerza cada vez que se revive algún conflicto por medidas intempestivas tomadas desde la Casa Rosada.
Lo cierto es que ese clima diferente y esos avances evidentes que se fueron logrando de ninguna manera configuran un escenario ideal. Malo sería considerar que no se puede seguir teniendo nuevas metas y buscar mejores resultados para lo que hoy se evalúa como positivo. Y también, hay aspectos que no resultaron como se esperaba o que las acciones no dieron todos los frutos imaginados. Y habrá que considerar causas, procedimientos y estrategias para encontrar las deficiencias y corregir.
Hoy los productores agropecuarios de la región están sufriendo innumerables trastornos para ingresar o salir de sus campos como consecuencia de las abundantes lluvias que se registraron a partir de diciembre y que dañaron, en muchos casos de forma severa, los caminos rurales.
Los consorcios camineros vienen trabajando a destajo para intentar sostener transitables algunas zonas. Pero el esfuerzo es muchas veces barrido por la siguiente tormenta y deben reiniciar }un proceso lento, que insume muchos recursos, y que en ocasiones no son reconocidos.
Hay en esta problemática varios planos de análisis y de trabajo por realizar. En lo urgente, es imperioso que ante la llegada del inicio del ciclo lectivo la movilidad en la zona rural esté garantizada para evitar contratiempos a maestros y alumnos. Pero además, luego del inicio de clases comenzará a concretarse el mayor movimiento del año en el campo: la cosecha gruesa.
Esas mismas lluvias que traen muchas dificultades para los caminos, están reafirmando al mismo tiempo un buen piso de producción en la región, lo que implica que ese movimiento será intenso a partir del mes próximo y al menos por 90 días. Hoy, en el estado de cosas actual, no está garantizado que se pueda realizar con normalidad.
Es conocido que el agro avanzó tecnológicamente a gran velocidad a pesar de las trabas y la quita de recursos constante que sufre especialmente del Estado nacional. Pero esa evolución constante en genética, maquinaria y tecnología en general tranqueras adentro, que lo posicionan como el actor económico más competitivo que tiene el país en pleno Siglo XXI, debe lidiar con infraestructura del Siglo XIX.
Se intentó en Córdoba y de hecho hay trabajo realizado para recortar esa distancia. El plan de mejoras de caminos rurales lleva varios kilómetros de enripiado y asfaltado. Los productores continúan aportando para robustecer el Fondo de Desarrollo Agropecuario del cual luego surgen los recursos para mejoras de infraestructura. Pero sólo la Regional 15 de Consorcios que incluye la zona de Río Cuarto cuenta con 3.100 kilómetros de trazados. En épocas de lluvias recurrentes y abundantes, la tarea de mantenimiento se vuelve titánica.
Entre las tareas pendientes también se destaca un ítem importante: la sistematización de campos y el trabajo puertas adentro para lograr mejor infiltración en los lotes y evitar que se conviertan en pistas por donde el agua corre por la pendiente y pasa de un vecino a otro hasta desembocar en algún camino que se convierte en río momentáneo. Hoy, con el escenario a la vista, no hay dudas de que hay trabajo por hacer, políticas que ajustar y energías que deben redireccionarse para mejorar y hacer más eficiente la operatoria rural. Algunas deberán ser urgentes, porque el tiempo apremia.