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Aun con los obstáculos vigentes, el agro sigue batiendo récords

El sector agropecuario y sus distintas cadenas de valor son los principales aportantes de divisas de la Argentina, aun cuando hay otros sectores que empiezan también a sumar de manera importante a esa cuenta. Pero una de las grandes ventajas que muestra el campo es el resultado del intercambio, con una balanza prácticamente a su favor en su totalidad. Es decir, hay otros muchos sectores que exportan, pero que a su vez necesitan importar. Eso hace que muchas veces terminen mostrando un déficit en esa ecuación. El agro es allí un destacado actor por su apabullante aporte neto de dólares a la economía nacional.
Y para apuntalar esa característica, que además es parte de su historia, hay un dato estadístico contundente: en los primeros 9 meses del año, solo tres sectores hicieron aportes netos, y fueron el agro, que contribuyó con el 88% de las divisas ingresadas; y minería e informática, con el 12% restante. Los demás sectores, al demandar más divisas de las que generan, registran saldo negativo.
Pero hay dos estadísticas adicionales para reflejar la relevancia de las exportaciones del sector desde sus múltiples producciones: en octubre hubo récord de ingreso de divisas por exportación de granos, con un total de 2.553 millones de dólares, lo que hace un total de 21.125 millones de dólares en lo que va del año; y por otro lado, la Secretaría de Agricultura y Ganadería confirmó un nuevo récord en la venta al mundo de carne vacuna, con casi 700 mil toneladas en los primeros 9 meses del año, el máximo registrado en 57 años.
Se podría sumar también el crecimiento que viene experimentando la exportación de carne de cerdo o incluso otras producciones, como la vitivinícola, entre tantas otras.
Los números muestran de lo que es capaz de generar el campo y sus cadenas aun a pesar de políticas que obstaculizaron durante mucho tiempo las posibilidades de vender al mundo, lo que generó que muchos sectores pierdan impulso en esos períodos. También políticas que desalientan las exportaciones como son los derechos de exportación, vigentes desde hace más de dos décadas de manera consecutiva, más allá de que se reimpusieron como una medida circunstancial y momentánea. Y luego se podría incluir también condiciones y contextos que no son lo suficientemente positivos como para potenciar la producción, no sólo desde lo económico, sino desde la infraestructura, la burocracia, la matriz impositiva, entre muchos otros.
De allí que los productores que viven día a día en su campo y conocen el enorme potencial que existe allí y que nunca termina de capitalizarse, adviertan a menudo sobre todo lo que podría hacerse si hubiese un claro acompañamiento hacia el sector.
No hay dudas ya de que el agro es el motor económico del país, pero no es menos cierto que no está siendo aprovechado en toda su dimensión porque se prefirió cargarlo de peso y llenarle el camino de obstáculos. Es hora de empezar a desandar esas prácticas nocivas que sólo demoraron el desarrollo de un sector clave que está presente en cada rincón del país y que es capaz de empujar mucho más de lo que lo viene haciendo si quienes deben tomar decisiones empiezan a advertir que una llave importante de puerta de salida para la Argentina está sin dudas en la producción agropecuaria.
El Gobierno va camino a cumplir su primer año de gestión y es hora también de que empiece a dar señales de que su norte es ese, que va a aportar por el campo para revertir de una vez por todas la decadencia argentina. Porque los números hablan por sí mismos de todo lo que es capaz de hacer y todo lo que podría hacer si le quitan obstáculos.