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Con consumo de carne récord, piden señales para fomentar la exportación

La cadena vacuna transita un buen momento, pero aún por debajo de los niveles de 2015. Solicitan una baja en la presión impositiva, pero admiten que será necesaria una mayor fiscalización en el sector

El mercado de las carnes, y en particular de la vacuna, se asemeja a un electrocardiograma en los últimos años en la Argentina. Momentos destacados como los que se dieron hasta la crisis de la 125, en 2008, y otros muy magros, como los que siguieron a partir de allí, cuando la liquidación de vientres fue una constante y la transformación de campos ganaderos a la agricultura se multiplicaron.

Sin embargo, ahora el sector siente que viene recuperando, con un escenario mejor que el de 2016, aunque recién acercándose a los niveles de 2015. Pero hay optimismo hacia adelante.

Ese va a ser el clima en el que este viernes, en Córdoba, se dará la Charla Ganadera en la que se analizará la coyuntura y se trazarán posibles escenarios a futuro desde la óptica de economistas, especialistas en la cadena vacuna y también en granos. La jornada es organizada por Asociación de Frigoríficos de Córdoba (Afic); la Federación de Frigoríficos (Fifra) y la Bolsa de Cereales de Córdoba, con el acompañamiento del Ipcva.

El presidente de Afic, Daniel Urcía, no duda en destacar el diálogo abierto con el Presidente y remarca las tres reuniones que ya tuvieron mano a mano con el presidente Mauricio Macri, como una muestra de esa sintonía con el Gobierno. Pero además, tienen en agenda un cuarto encuentro antes de fin de año, lo que considera “algo inédito”.

“En términos generales se está trabajando sobre muchos frentes y creemos que así como es posible que se dé una reducción de alícuotas y presión tributaria, es de esperar una compensación con más fiscalización”, deslizó Urcía, quien hizo eje en la carga impositiva del sector y su consecuencia como aliento a la informalidad.

“Compartimos el problema de la presión fiscal como todos los sectores, pero en carnes es determinante en la transparencia o no del sector. Porque la carne tiene una participación mayor que otros productos y eso lo demuestra la ponderación que tiene en el índice de precios. La repercusión que tienen impuestos como Ingresos Brutos es muy significativa. Entonces el pago o no de esos tributos o tasas municipales hace que el negocio sea o no rentable, sea o no competitivo. Por ejemplo, una carnicería paga 5 o 6 por ciento de Ingresos Brutos, lo que termina siendo el triple que la ganancia del carnicero. Ante ese esquema hay un incentivo al no pago, y genera una distorsión en toda la cadena y un juego de deslealtades”, advirtió el titular de Afic en diálogo con PUNTAL.

Para el empresario, “la actividad viene creciendo todos los meses, aunque los números no son sobresalientes. Son mejores que los de 2016, aunque similares a los de 2015. Incluso con la característica de que el fuerte de faena es la hacienda liviana, categorías de terneros, novillitos y vaquillonas que representan el 60%. Eso está claramente determinado por el consumo interno, que es el gran traccionador de la actividad con más del 90% de participación”, indicó.

¿Y la exportación?
Viene creciendo. En julio y agosto hubo una mayor demanda de certificación de cuota Hilton, cuya proyección hace pensar que se podría cumplir con los compromisos después de 9 años. Esto es provocado por la mejora en el tipo de cambio, y comenzaron a pagarse los reintegros anunciados en enero y empezó a regir desde el primero de agosto el reintegro adicional del 1,8% por el término de un año. Eso mejora la competitividad de los frigoríficos y de los exportadores, y cuando comience a tener un flujo del pago de esos reintegros en alguna medida va a mejorar el valor de la hacienda del novillo bien terminado. Justamente la categoría novillo es el desafío de la cadena y por la cual hay que trabajar.  La idea es crecer en 2018 entre el 5 y el 10 por ciento en esa categoría, lo que daría unos 3 millones de cabezas, lejos de los 5 o 6 millones que supimos tener en 2008 y 2009, cuando se produjo la catástrofe de la ganadería argentina.

¿Qué falta para consolidar eso?
Faltan incentivo y precios. Es una preocupación común del sector público y del privado. Lo hablamos con el propio Presidente en las últimas reuniones que tuvimos. Y es el tema para llevar propuestas en una reunión que se daría antes de fin de año. La idea es acelerar con incentivos para que el productor retenga los animales, espere 6 u 8 meses más y los mande a faena por arriba de los 450 kilos. Si dejamos que corra el tiempo vamos a tardar más en llegar.

¿Cómo está el consumo interno?
Superamos los 120 kilos por habitante por año, lo que es un récord mundial. La vacuna suma 57 o 58 kilos, lo que es un muy buen valor. Creció mucho el pollo y viene subiendo mucho el cerdo y tiene espacio para seguir en alza. En algún momento el consumo argentino va a parecerse más a los estándares mundiales. El cerdo va a crecer porque es el producto cárnico más consumido en el mundo. La vacuna está a un precio muy competitivo para el consumidor argentino. En los estudios que hacemos los consumidores dicen que está cara, pero la verdad es que está barata en términos comparativos. Y se sigue comprando en cantidad.

¿Con esos niveles de consumo interno el desafío es mirar al mundo?
En todos los productos el destino tiene que ser el mundo, y en particular en la carne. Por ejemplo, si Córdoba no mira hacia afuera, hacia las otras provincias y el mundo, nunca va a poder aumentar la faena.  Faena un millón de cabezas y podría aumentar porque los frigoríficos tienen capacidad ociosa. Pero lo que no hay es mercado. Por eso hay que mirar al mundo. Para eso hay que ser competitivos, pero no adentro del frigorífico, sino afuera. Porque hoy el flete al puerto es mucho más caro que el contenedor para llevarlo hasta China o Europa. Es un proceso que tenemos que encarar.

Gonzalo Dal Bianco PUNTAL