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“En zonas puntuales el daño en los cultivos es bastante irreversible”

Lo aseguró Javier Rotondo, presidente de la Sociedad Rural de Río Cuarto. Por la sequía algunos productores de la región ya están pensando en picar el maíz. El fenómeno también afecta a la ganadería. Espera “señales más contundentes” del Gobierno para el sector agropecuario.

La situación productiva del departamento Río Cuarto es complicada por el fenómeno de la sequía, avizorándose pérdidas totales en algunas zonas. El presidente de la Sociedad Rural, Javier Rotondo, explicó en diálogo con TRANQUERA ABIERTA que hay casos puntuales de daño “irreversible” y graficó que algunos productores ya están pensando en picar el maíz.

– ¿Cómo repercute la sequía en el departamento Río Cuarto?

– Hay serios índices de problemas, hay lotes perdidos. Dividiría al este y al oeste de Río Cuarto, y también al sureste. Al oeste, en el pie de sierras, la situación hídrica no es tan compleja, estamos en un período seco, pero hubo mayor milimitraje en diciembre y enero, pero hay otros lugares como Charras y la ruta que va a Chazón, quizás la zona de San Basilio más al sureste, bastante complicados porque las lluvias se dieron muy dispares. En enero los registros habitualmente superan los 100 milímetros y este año no han superado los 20 o 30.

– ¿Se puede hablar de pérdidas totales en algunos casos?

– Hay una situación de estrés muy marcada, con lotes muy dañados, sobre todo maíces de segunda que se siembran en diciembre y que están pronto a florecer, que es la etapa más crítica del cultivo, y ya tienen pérdidas totales. Los productores ya están pensando en picarlo, en abandonarlo, porque no tienen una condición importante. A esto se suma que los maíces de primera que se siembran a fin de octubre vieron alterado un poco el llenado de granos y si bien se ha logrado, va a haber pérdidas de rendimientos.

En soja también ya hay abortos bastante importantes de floraciones, vainas que se van cayendo al piso, lo que indudablemente va a afectar en el cálculo final de rendimiento.

Estamos en zonas puntuales donde el daño es bastante irreversible principalmente en maíz, y hay zonas donde todavía hay una tolerancia de no más de 7 a 10 días, pero avizoramos una campaña que va a tener una merma que va a afectar mucho.

– ¿Existe alguna proyección sobre las pérdidas en esta campaña?

– No hay estimaciones fehacientes. A nivel global bajaron hasta dos millones de toneladas la producción en el país, pero en la región no tenemos datos precisos.

Estamos en una etapa crítica hasta marzo donde el agua juega un papel importante.

– Un problema deriva en otro, porque la menor cantidad de granos y la falta de forraje complica también a la ganadería…

– Hay datos de pérdidas, planteos mixtos que están teniendo muchos problemas. Las pasturas no han brindado la cantidad de raciones adecuadas porque no hay rebrote por falta de agua y esto impacta mucho en los precios en lo que es la reserva de rollos y demás, y esto enseguida se encarece sabiendo la necesidad, esto es oferta y demanda. En los lotes donde hay napas, los productores están tratando de hacer la reserva pero aquellos que no tienen esta posibilidad están complicados.

La diferencia es que la mayoría de los planteos, salvo la recría y la cría, son intensivos, a corral, donde no sé qué juega un papel más importante si la reserva forrajera de los que hacen ganadería en base pastoril o la merma en la producción de maíz que va a ser una menor oferta del cereal para los planteos intensivos de engorde a corral.

– Este fenómeno climático se da en un momento en que sube el dólar y los precios internacionales de la oleaginosa y los cereales pegaron un gran salto…

–  Es una situación que cuesta comunicar. El común de la gente, con un grado de generalización que no es la adecuada, dice que el gran beneficiado por la devaluación o la suba del dólar es el sector agropecuario.

Estamos en una economía con una proyección de inflación del 17 al 18 por ciento, pero será alrededor del 20, y nuestros insumos están dolarizados. Indudablemente el despegue del dólar beneficia a quienes cotizan nuestros productos en esa moneda, pero tenemos un componente de competitividad interna: venimos con una seria merma por la carga impositiva que tiene el productor y el principal impuesto que son las retenciones, además una situación climática de caída en la producción, lo cual exige producir más para cubrir los costos.

– ¿Cuál es actualmente el escenario para la producción agropecuaria?

– Tenemos un escenario global que no es una situación beneficiosa del todo. No somos un sector aparte de lo que es el conjunto de la situación económica del país.

Si bien es importante aclarar que para lo que es agricultura el valor del dólar beneficia el precio de nuestros commodities, nosotros no fijamos el precio sino que lo fija el mercado internacional, la oferta y la demanda.

El mercado es muy heterogéneo y hoy la ganadería tiene una franca recuperación en base a stocks pero necesitamos que se traslade a precios. Las economías regionales están con serios problemas, como el tabaco en el norte, los cítricos, la producción de fruta en Mendoza y el Alto Valle, con la suba del combustible, la presión tributaria, los costos productivos y la pérdida de competitividad hacen que tengamos serios problemas.

El horizonte es un poco más claro para el motor de la producción agrícola, como la soja y el maíz, pero hay un sinnúmero de actividades que están esperando una recuperación más rápida porque viene muy lenta. Un ejemplo emblemático es el de los tamberos que están en una situación compleja desde hace mucho tiempo y no se le puede encontrar la vuelta.

– El Gobierno disminuyó las retenciones a la soja apenas asumió pero luego no cumplió con la baja gradual. ¿Cómo asume el sector esta decisión política?

– Fue algo muy debatido. El Gobierno cuando asumió, rápidamente bajó las retenciones a la soja como prometió, 5% por año, se liberaron totalmente para maíz, trigo, carnes y demás y se prometió un cinco por ciento por año para soja. El primer año se cumplió y el segundo no.

El año pasado pidieron un esfuerzo por la situación fiscal del país, fue un debate arduo que tuvimos las entidades. Estábamos los que pensamos que las promesas de campaña hay que cumplirlas y los que pensaban que había que ser solidarios con un país devastado y con una economía que necesitaba una vez más del aporte del sector, y primó esa decisión que me pareció acertada, con un compromiso del Gobierno de devolver el 5 por ciento a los productores del Plan Belgrano, más alejados del puerto y a duras penas se cumplió.

– ¿Esperan señales más claras sobre esta política?

– Nos parece que deberíamos tener señales más contundentes, pero en un país con el déficit fiscal que tiene y con el gasto público que sigue teniendo se pone muy difícil ver la manera de bajarlas. No obstante, hay buenas señales como racionalizar secretarías y ministerios que están superpobladas de militantes y no de funcionarios. Los sectores privados vemos con beneplácito ese gesto, porque es una demostración, un esfuerzo.

– El primer ministro de Agroindustria de Macri fue Ricardo Buryaile y ahora está Miguel Etchevehere, dos hombres del riñón agropecuario. ¿Es muy difícil estar en la tribuna ruralista y de pronto pasar al otro lado, a la función pública?

– Indudablemente que cambia mucho. Hay que hacer una gran diferenciación. Ricardo Buryaile es una persona muy allegada de nuestro movimiento rural que es CRA, muy conocido por todos nosotros pero él tuvo un mayor desarrollo dentro de la política partidaria argentina porque luego de ser dirigente rural, fue dos veces diputado nacional por su provincia y luego llega al Ministerio.

Lo de Miguel Etchevehere es más abrupto. Hace dos meses estaba encabezando la Mesa de Enlace junto con las otras tres entidades y hoy le toca muy abruptamente estar del otro lado. Lo va a sentir mucho más que Ricardo, siempre destacando que ambos son interlocutores más que válidos porque son dos personas que provienen del sector. Su gestión estuvo envuelta por algunos hechos no felices que chocan un poco con la actividad pública, se le va a hacer más difícil porque hasta hace muy poquito estaba del otro lado. Pero los dos son interlocutores válidos y hay un diálogo que no teníamos en la última década.

PUNTAL TRANQERA ABIERTA